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Una mujer escondida en un nombre de hombre: «Pablo del Cerro», coautora de 65 temas de Atahualpa Yupanqui

Como todos sabemos a lo largo de la historia, la lucha por los derechos humanos ha estado muy presente. Aunque se ha logrado una mejoría en equiparar esto a nivel mundial, lo cierto es que en los derechos de la mujer no ha sucedido lo mismo.

De hecho, es una lucha constante de la mujer a través del tiempo y en los diferentes ámbitos de la vida. En la sociedad en general, en el ámbito laboral, hasta familiar, entre otros campos.

Entre tantas experiencias muchas veces dolorosas, queremos compartir la historia de una mujer que tuvo que pelear para ser reconocida en el ambiente artístico y de la música.

Estamos hablando de una mujer que es la autora o coautora de numerosos clásicos del folklore argentino, conocida en el ambiente como «Nenette» pero especialmente reconocida con el nombre de un hombre conocido como «Pablo del Cerro». Un total de 65 obras están registradas a su nombre en Sadaic.

Índice

    Biografía de «Nenette»

    Su origen, una ciudadana francesa de nombre Antonietta Paule Pepin-Fitzpatrick.

    Nenette fue compañera de vida y obra de Roberto Chavero, conocido popularmente como Atahualpa Yupanqui. Nacida en 1908, en la isla de Saint Pierre et Miquelón, ubicada en la costa atlántica de Canadá.

    Siendo muy pequeña, a los seis años se mudó a Francia con su familia. A la edad de 20 años, más precisamente en 1928, se instaló en el barrio porteño de Villa Ballester.

    Allí retomó sus estudios de piano y composición y armonía, a los que sumó además estudios de folklore argentino con la investigadora Isabel Aretz.

    Recién en 1942, conoce a Yupanqui, que en ese entonces estaba casado. Sin embargo, se enamoraron y al tiempo se fueron a vivir juntos.

    En lo laboral, compartían la música y por eso componían juntos. Muchos decían que era su romance especial, sin embargo ella jamás pudo ponerle firma a sus canciones. Sino más bien llevaron el nombre de Pablo del Cerro.

    ¿Porqué sus canciones no llevan su nombre real?

    Según la explicación del hijo de ambos, Roberto «Kolla» Chavero, declaró al respecto:

    «Porque en los tiempos en que ella y mi padre se unieron, mi padre estaba casado pero no divorciado de su primer matrimonio. Y no estaba bien visto el aspecto de la concubina, no estaba bien visto además el hecho de que Yupanqui, que ya era Yupanqui, firmara ahora con una francesa. Todos esos prejuicios que solían haber. Por eso mi madre firmaba como Pablo del Cerro. Además, fue por el Cerro Colorado, que fue el lugar que nos albergó en tiempos duros y allí construimos ese rincón donde está el museo actualmente”.

    Una explicación bastante completa la que expresó el hijo de esta pareja de artistas, una mujer de origen francés y además viviendo en concubinato, un término bastante desagradable que aún hoy se utiliza para referirse a las parejas que aún no están casadas legalmente.

    Pero el motivo más fuerte era el mundo machista del folklore y los folkloristas de aquel momento, no era conveniente que clásicos inolvidables de la música provengan de una mujer de origen francés.

    Lo mejor de todo esto es que esta mujer tan especial sabía como tomar esta situación con mucha altura, de hecho quienes la conocían se referían así de Nenette:

    «Ella tenía una entereza espiritual tan grande que no tenía necesidad del aplauso y del reconocimiento…»

    Fue un ejemplo de mujer y artista, que no necesita de que otros la reconozcan y mucho menos la definan. Ciertamente una mujer que sabía perfectamente lo que hacía.

    Claramente llegado el tiempo preciso, su talento salió a la luz y dejó claro su aporte musical en el cancionero argentino. Renovó el arte de Yupanqui, era estudiosa, armaba las partituras y llevó adelante la administración de todo esto.

    Su hijo dio a conocer a su madre con orgullo, no solo por la clase de mujer que fue, como artista indiscutible camino junto a su marido y fundamentalmente como madre. De hecho, Nenette abandonó los conciertos por su maternidad.

    Para finalizar, podemos decir que una movilización feminista la recuerda a Nenette como una artista inmensa cuyo talento y notable capacidad permaneció bajo el nombre de un hombre.

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