Ceferino Namuncurá nació el 26 de agosto de 1886 en una aldea de nombre Chimpay, de la provincia de Río Negro. Hijo de Rosario Burgos, una cautiva huinca chilena y del cacique, Manuel Namuncurá. Siendo un joven salesiano argentino pero de origen mapuche y chileno, aspiraba al sacerdocio católico.
A la edad de un año se salvo de perecer ahogado en el río Negro mientras jugaba en la orilla, ese mismo año Ceferino es bautizado por el misionero salesiano Domingo Milanesio. Muy conocido por ser fiel defensor de los pueblos originarios, de hecho se había pactado un acuerdo de paz entre los mapuches y el Ejército argentino. Gracias a este acuerdo el padre de Ceferino pudo conservar el titulo de gran Cacique, aunque vivía dentro del campo de Chimpay.
El tiempo transcurrió y el padre de Ceferino lleva a su hijo a la ciudad de Buenos Aires, donde ingresa a los Talleres de la Armada. Estuvo apenas tres meses pero le escribe a su padre haciéndole una petición, que lo sacara de aquel lugar porque no era de su gusto ni la profesión ni el ambiente.
Luego con la ayuda de su amigo, Luis Saenz Peña recomienda a Ceferino a que ingrese en la Escuela de los salesianos. Es así que a la edad de 11 años fue inscripto como estudiante interno. Estaba dedicado plenamente de cuerpo y alma, aprendiendo a dominar el idioma castellano y con pasión estudió el catecismo.
La salud de Ceferino
Progresivamente se fue adaptando al ambiente y así llega a tomar la primera comunión del sacramento católico, y un año más tarde recibe el sacramento de la confirmación. Sin embargo, no paso mucho tiempo y Ceferino padece una enfermedad que deteriora su salud.
Después de unos estudios médicos realizados se determina que había contraído tuberculosis, una grave enfermedad del cual el sistema inmunológico no estaba preparado para resistir. Debido a esto un año más tarde es trasladado a la fría Patagonia, en Viedma con la esperanza de que los fríos aires ayudarían a recuperar su salud.
Sin embargo, los resultados no fueron los esperados, por lo cual el Monseñor Cagliero pensó en Italia para que recibiera mejor atención médica y recuperar su salud. A los 17 años parte para la ciudad de Turin en Italia, donde se encuentra la sede de los salesianos y junto al Moseñor Cagliero.
Claramente su presencia no paso inadvertida, ya que un periódico se refirió a él como el príncipe de las pampas. Además fue invitado a la mesa del consejo general, al cabo de unos meses en Roma el papa italiano Pio X lo recibe privadamente y lo escucha atentamente a través de un traductor.
Su Muerte
Precisamente estando en Italia en la isla Tiberina tuvo que ser internado y fue atendido por el doctor personal de los papas, sin embargo tras un mes y medio de internación, fallece Ceferino a sus 18 años de edad. Es enterrado en Roma con la presencia del monseñor Cagliero y los pocos salesianos y compañeros de estudios.
- Veinte años más tarde los restos de Ceferino Namuncurá fueron repatriados al país por orden del entonces presidente de la Argentina, Marcelo T. de Alvear.
- En 2009, sus familiares trasladaron sus cenizas a la Comunidad de San Ignacio a 60 km. de Junín de los Andes, en la provincia de Neuquén.
Beatificación
- En 2007, una junta médica del Vaticano considero que la curación de Valeria Herrera, una joven madre de la ciudad de Cordoba de 24 años de edad fue afectada en el año 2000 por cáncer de útero. Pero debido a «la intercesión de Ceferino Namuncurá», la joven mujer pudo concebir con posterioridad.
Este fue el antecedente que sirvió como respaldo para la beatificación del «indiecito santo», como lo llamaban y fue reconocido por aquellos que seguían sus virtudes y devoción.
