Mujeres de Malvinas, las heroínas olvidadas de la guerra

Mujeres de Malvinas, las heroínas olvidadas de la guerra

Generalmente cuando se habla de Malvinas se recuerda a los Veteranos de Guerra, a los hombres. Sin embargo, pocas veces o ninguna se habla de las mujeres heroínas que allí estuvieron, arriesgando sus propias vidas. A ellas se las conoce como Mujeres de Malvinas.

Estaban presentes en la Fuerza Aérea, en la Marina Mercante y en la Armada Argentina, había mujeres en los cargos de enfermeras e instrumentistas quirúrgicas, entre otras cosas.

De hecho, las aspirantes navales a Enfermeras, eran de la Base Naval Puerto Belgrano. Es así como estas 23 aspirantes a pesar de no estar recibidas, tuvieron que atender al primer herido de la Guerra de Malvinas y tristemente etiquetar al primer muerto.

Mujeres de Malvinas

De eta forma comenzó la labor de estas mujeres de Malvinas que atravesaron duras experiencias, no solo por lo que veían del sufrimiento de estos jóvenes soldados sino por los abusos variados que recibieron muchas de ellas.

Donde algunas de las alumnas eran, además, menores de edad.

Labores de estas Mujeres Heroínas

Una de las aspirantes de nombre María Graciela Trinchín, se les ordenó directamente a obedecer sin cuestionar nada.

El mandato impuesto era el siguiente con textuales palabras: “Tenés que atender y obedecer, no tenés derecho a preguntar si hay guerra o no”.

También otra mujer de nombre Inés, señalo el aislamiento que sufrían todas las aspirantes y como sus cartas personales dirigidas a la familia eran revisadas: “Las cartas eran abiertas, tachadas, no se podía comentar lo que se vivía adentro”.

De hecho, había un teléfono en la puerta del hospital, pero las llamadas debían ser breves. Solo podían decir dos palabras, cortar y dar paso al grupo de personas que esperaban en fila para usar la línea.

Estaban tan incomunicadas de los que ocurría allí afuera, que se enteraron del hundimiento del crucero General Belgrano a través de Radio Colonia.

Como cuenta Inés pensando en aquellos días, todavía no puede olvidar a los heridos de la guerra, llegaban con «el olor a carne quemada con el petróleo». También atendieron a combatientes con las extremidades congeladas y que tristemente en la mayoría de los casos, terminaban en amputaciones.

Estas Mujeres de Malvinas fueron testigos de mucho dolor al ver tanto sufrimiento de los soldados argentinos. No le permitían que llorarán porque si lo hacían, recibían una reprimenda verbal.

No había ningún tipo de contención para ellas que tenían que sostener emocionalmente a los soldados. Sin embargo, aún así hacían su labor con el corazón.

Como sabemos, aunque el conflicto finalizó en el mes de junio, estas jóvenes mujeres debieron permanecer en el hospital de Puerto Belgrano hasta fin de año, es decir hasta diciembre.

Aunque el conflicto concluyó en junio, las jóvenes debieron permanecer en el hospital de Puerto Belgrano hasta diciembre, cuando se dio el alta al último combatiente. Precisamente cuando se dio el alta al último combatiente.

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La inteligencia femenina se pone a prueba

Por otra parte, en Punta Quilla, Santa Cruz, el buque de la Empresa Líneas Marítimas Argentinas esperaba órdenes para abastecer a la isla con los soldados y las provisiones correspondientes.

La única mujer a bordo era Stella Maris Carrión. Como primera oficial de radio debía captar los códigos que las embarcaciones enemigas enviaban para comunicarse entre sí. Luego debía enviarlos por escrito, para evitar escuchas de la contrainteligencia al edificio Libertad.

Mujeres, desde el mar

El 11 de junio de 1982, seis mujeres se subían a bordo del buque rompehielos Almirante Irizar. Este navío funcionó como embarcación-hospital y muy cerquita de las Malvinas, estarían allí hasta el cese de hostilidades.

Estas seis heroínas eran instrumentistas quirúrgicas profesionales, Susana Mazza, Silvia Barrera, Norma Navarro, María M. Lemme, María A. Sendes Y María C, Ricchieri.

Aunque al principio no fueron muy bien recibidas, luego las trataron muy bien. Desde aquella ubicación podían escuchar las explosiones de artillería, lo contó Susana Mazza. Todo fue impresionante y doloroso cuando atendían a los heridos, los más frecuentes eran los alcanzados por ametralladora.

Reconocimiento a las heroínas olvidadas de la guerra

Fueron cuatro las mujeres que se animaron a contar sus propias experiencias. Por ejemplo solo Susana Mazza, es la única que figura como veterana en el listado del Ministerio de Defensa de la Nación.

Las tres restantes obtuvieron, por su parte, diplomas de mérito y otras distinciones por fuera del ámbito militar.

Solo buscaban ser escuchadas. Así explicaron lo que necesitaban y nadie les dio el debido reconocimiento:

“Una necesita que de vez en cuando, alguien se acuerde que hubo gente que se dedicó a la atención de estos heridos y que jamás en la vida se les prestó atención”…

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