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La Chuña de patas rojas

Solo dos especies integran la familia de  la Chuña Sudamericana, son grandes aves terrestres muy caminadoras, son consideradas buenas corredoras y reacias al vuelo, lo cual llevan a cabo cuando se ven perseguidas de cerca.

Tienen las patas largas al igual que su cola, sus alas son anchas de forma redondeadas, las cuales utilizan para poder equilibrar el cuerpo cuando están corriendo en los senderos abiertos en el sotobosque. Tienen un pico corto, fuerte y con un cierto parecido a un gancho, el cual es adecuado para la depredación. La Chuña tiene una semejanza física  con los serpentarios africanos, esto puede deberse a una convergencia evolutiva.

Su alimentación abarca es muy variada, consume hasta serpientes y algún que otro vegetal. Habitualmente andan en parejas o en pequeños grupos, que recorren constantemente los bosques abiertos en los que habitan. Sus nidos se arman a cierta altura del suelo sobre ramas bajas de árboles altos o sobre arbustos.

Ponen dos huevos, y ambos padres cuidan y alimentan a sus pichones nidícolas. Cuentan con una vocalización que es una especie de risa loca fuerte y cacofónica, que a menudo la hacen en coro o en duetos.

La Chuña tiene unas largas patas rojas mide 90 centímetros de longitud, es grande y se destaca por tener un notable copete frontal desprolijo,  tiene la piel desnuda en la cabeza en la zona que rodea al ojo, y este es de color azul. Las partes superiores de la Chuña son de color gris parduzco, y las apartes inferiores son blanquecinas tenuemente estriadas.

Las remeras son barradas de negro y blanco y las timoneras rectrices laterales tienen el ápice blanco. Comúnmente habita en los bosques espinosos abiertos, en las áreas abiertas con árboles o en los arbustos en la parte Norte de la Argentina y en la zona precordillerana.

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