Historia de la Difunta Correa

Historia de la Difunta Correa

La Difunta Correa,  cuyo nombre original era Deolinda Correa, es un personaje mítico de nuestro país, que encierra una conmovedora historia de amor y fidelidad. Luego de su muerte, se transformó en objeto de culto y devoción, y se le atribuyeron milagros. Su santuario se encuentra en la localidad de Vallecito, provincia de San Juan, y allí es visitada cada año por miles de creyentes de todo el país y de países vecinos, que llegan para pedirle favores, cumplirle promesas o agradecerle por la ayuda o el milagro concedido.

La historia cuenta que, allá por los años 40 o 50, mientras se vivían las lamentables luchas fraticidas entre unitarios y federales, la joven Deolinda Correa estaba casada con Baudilio Bustos, y acababan de tener a su primer hijo.  En estos tiempos de guerra y violencia, una tropa montonera pasó por San Juan para robar víveres y reclutar hombres a la fuerza. A pesar del intento de resistirse para no abandonar a su familia,  Baudilio fue reclutado y Deolinda quedó desamparada. El Comisario del pueblo, quien deseaba a la hermosa Deolinda, aprovechó esta situación y comenzó a perseguir y acosar a la madre y esposa desprotegida.

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Ella sabía que tarde o temprano sería obligada a complacer al Comisario, por lo que decidió escapar tras los pasos de su amado esposo, llevando a su hijo en brazos.

Prefirió huir por los cerros y valles desérticos, con la esperanza encontrarse algunos arrieros que la ayudaran a llegar a las bases montoneras en La Rioja, antes que convertirse en una amante infiel.

Según cuenta la tradición oral, Deolinda por alguna razón huyó de repente, sin provisiones suficientes y a pie. Intentó seguir el camino de la tropa, a la vez que se ocultaba de una posible persecusión, pero se perdió y deambuló por los cerros hasta llegar a Vallecito, exhausta y deshidratada. Ya sin esperanzas, se sentó e intentó amamantar a su hijo. Mientras ella moría de sed iba alimentando a su niño, y así la encontraron los arrieros. Su hijo seguía vivo alimentándose de sus pechos, desde los cuales aún fluía la leche. Este es el primer milagro que se le atribuye a la Difunta Correa.

Deolinda Correa murió por amor, por ser fiel a su esposo y por salvar la vida de su hijo. Aunque no es reconocida por la Iglesia Católica, se convirtió en una santa popular, la fe en sus milagros alcanzó una inmensa magnitud y se construyeron pequeños santuarios por todo el país, donde los devotos le dejan botellas de agua como ofrenda.

¿Te gustaría saber que pasó con su hijo? En este artículo te contamos qué paso con el hijo de la Difunta Correa.

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