¿Qué paso con el hijo de la Difunta Correa?

La mayoría conocemos la historia de María Antonia Deolinda Correa, quien al fallecer por causa de la sed, el hambre y el agotamiento, lo único que hizo fue proteger a su pequeño hijo apretándolo junto a su pecho para amamantarlo. De hecho, su hijo podía amamantarse de sus pechos que aún fluía leche y así sobrevivir.

Pero… ¿Qué pasó con el hijo de la Difunta Correa?

Historia de la Difunta Correa

Transcurría el año 1835, cuando un hombre joven de apellido Bustos fue reclutado por la fuerza para formar parte de las montoneras de Facundo Quiroga. Ante esta situación critica y desesperante, su esposa María preocupada por su esposo enfermo sale tras él. Se vistió con su vestido rojo, preparó al bebe llevando equipaje y partió hacia el camino con su hijo en brazos.

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Un noble anciano le aconsejó que en este camino hacia La Rioja, lo mejor es ir bordeando los algarrobos y no treparse porque llevaba a su pequeño en brazos. El anciano le recomendaba este camino fértil y más seguro, para que esta mujer sola con su bebe pueda llegar a su destino sin dificultades. Precisamente le esperaba un largo camino a pie de 78 km.

  • La tradición asegura que María Deolinda tenía tan solo 15 años cuando conoce a Leandro Bustos, trabajaba como arriero y era conocido por ser un hombre bueno y sufrido que creció con la ausencia de su padre, quien desapareció de manera misteriosa. Con respecto a su madre, cuenta la leyenda que al parecer era ludópata o jugadora empedernida, un vicio que la llevó a apostar a su propio hijo y perderlo en una noche de alcohol y naipes.

Siguiendo con el largo camino que emprendió esta mujer valerosa, cuando llega a los 62 km. cargando a su pequeño hijo y con su valija cae exhausta. A esa altura sentía el hambre, la sed y el frío del viento  helado de las montañas, cayo agotada y quedando en las manos de  Dios.

Unos hombres que por allí pasaban rescataron al pequeño que se encontraba con vida, gracias a que se alimento del pecho de su madre. Mientras que a ella la sepultaron, le colocaron una cruz hecha de ramas con su nombre de Difunta Correa debido a que llevaba una medalla con su apellido, así pudieron identificarla.

Estos hombres llegaron a un pueblo cercano llamado Caucete, y al enterarse el pueblo se conmocionó de pena y dolor. Pero también lo sucedido se considero un verdadero milagro de parte de Dios, que hizo posible que el bebe sobreviviera.

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¿Qué sucedió con el hijo de la Difunta Correa?

Las teorías sobre que pasó con el hijo de Deolinda Correa, son muchas. Algunos creen que el niño fue llevado a un pueblo y allí entregado para ser criado, pero se perdió el rastro de su origen.

Otra teoría es que el niño no sobrevivió mucho tiempo después sin el cuidado de su madre.

Doña Ramona Oliva de Maldonado era propietaria del terreno donde se afirmaba que estaba enterrada la Difunta Correa y su hijo. Cuando el Gobierno de la Provincia expropió esa tierra para administrar el paraje, el lugar era totalmente desértico y había muy pocas casas. En aquella época, es decir, 1960, cuando tuvo lugar esta historia poco difundida y nunca acreditada, sobre los huesos de un niño encontrados en la tumba de Deolinda Correa.

Debido a que para muchos es solo una leyenda, no existen registros o pruebas de la autenticidad de los hechos y lamentablemente menos se puede saber que destino tuvo aquel pequeño.

En realidad nada se sabe sobre él, si lo dieron en adopción, quién lo siguió amamantando y cuidando durante su crecimiento, pero lo cierto es que a través de esta historia se enaltece la mayor expresión de amor y del milagro para los creyentes.

¡Justamente el amor de Deolinda Correa hacia su pequeño hijo, el amor de madre que aún en momentos de agonía tuvo el instinto de aferrarlo a ella y darle vida a través de su leche materna!

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