Esta receta utiliza leche, jugo de tomate y kéfir, creando un queso fresco y suave, perfecto para acompañar en desayunos, ensaladas o como un aperitivo único. ¡Te sorprenderá lo fácil y rápido que es prepararlo!
Cómo preparar Queso a base de leche y tomate
Este queso casero es perfecto para disfrutarlo solo o en combinación con hierbas frescas, aceitunas o especias. Con esta receta fácil y rápida, ¡no tendrás que volver a la tienda a comprar queso!
Ingredientes
- 1 litro de leche
- 250 ml de jugo de tomate
- 250 ml de kéfir (ver como reemplazarlo más abajo)
- 1-2 cucharaditas de sal (opcional y al gusto)
Instrucciones
- Calienta la leche: En una olla grande, vierte el litro de leche y caliéntala a fuego medio. Lleva la leche a punto de ebullición, pero evita que hierva en exceso para mantener la consistencia adecuada.
- Añade el jugo de tomate: Una vez que la leche esté bien caliente, vierte los 250 ml de jugo de tomate lentamente, mientras remueves suavemente. Notarás que la mezcla comenzará a cuajar y separarse en grumos, ya que la acidez del tomate ayuda a cortar la leche, formando la base del queso.
- Incorpora el kéfir: Agrega los 250 ml de kéfir y continúa removiendo. El kéfir aporta un sabor suave y ligeramente ácido, además de ayudar en el proceso de cuajado. La mezcla debería seguir separándose en sólidos y líquidos (suero). Mas abajo, te contaré como lo puedes reemplazar de forma sencilla.
- Agrega la sal: Añade 1-2 cucharaditas de sal, o al gusto, para sazonar el queso. Remueve nuevamente para que la sal se distribuya de manera uniforme.
- Cuela la mezcla: Cuando la leche esté completamente cuajada, vierte la mezcla en un colador cubierto con una tela de queso o un paño limpio. Deja que escurra todo el suero durante unos 15-20 minutos, hasta obtener la textura deseada.
- Refrigera y sirve: Tras el escurrido, coloca el queso en un recipiente y refrigéralo al menos una hora antes de servir. Esto permitirá que el queso se compacte y adquiera más sabor.
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Como reemplazar Kéfir
Para reemplazar el kéfir de forma sintética o en recetas donde no esté disponible, puedes combinar otros ingredientes que imiten su sabor y textura. Aquí tienes algunas opciones:
- Yogur diluido: Mezcla yogur natural (preferentemente sin azúcar ni sabor) con agua o leche en una proporción de 3 partes de yogur por 1 parte de agua o leche. Esto dará una textura similar y un sabor ligeramente ácido.
- Suero de leche (buttermilk): Si tienes suero de leche a mano, también funciona bien como sustituto, ya que comparte una acidez y textura parecidas al kéfir. Usa la misma cantidad que indica la receta.
- Leche y jugo de limón o vinagre: Agrega una cucharada de jugo de limón o vinagre blanco a una taza de leche, mezcla y deja reposar unos 5-10 minutos. La mezcla se cortará ligeramente y adquirirá una acidez similar al kéfir.
Estas opciones imitan la acidez y consistencia del kéfir, pero carecen de los probióticos que lo hacen tan beneficioso para la salud.