Ramón Ayala, vida y obra de «el mensú»

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Ramón Ayala, cantante, compositor, escritor y pintor, es reconocido como uno de los máximos exponentes de la música del Litoral. Inspirado por el paisaje y la cultura regional, compuso temas que hoy son clásicos de nuestro folklore como «El cosechero», «El Jangadero»,  «El mensú», «Mi pequeño amor» o «El moncho»:

Nació en Misiones en 1937. Cuando era niño su familia vivió un tiempo en Corrientes por los negocios de su padre, pero cuando éste falleció, Ramón junto a su madre y sus cuatro hermanos volvieron a Misiones, donde vivieron en una casa «asombrada» (embrujada) en un barrio de Posadas. Sus días transcurrían entre la convivencia con los duendes que allí habitaban, el Pombero, Yasy Yateré y Póra, y las historias que los vecinos contaban sobre los mensú y lo que ocurría en la Bajada Vieja. Estos hechos le aportaron las imágenes y la magia que necesitaba para sus magníficas composiciones, porque como él dice «para asomarme a todos estos misterios del arte hay que ser medio duende.»

Luego se mudó a Buenos Aires con su madre y se llevó consigo el recuerdo de esas vivencias y del exquisito paisaje misionero de monte verde y tierra roja. A los 14 años comenzó a tocar la guitarra y más tarde a componer sus propias canciones. Su primer éxito fue una zamba norteña llamada «Zambita de la Oración» que fue grabada por artistas como Los Tucu Tucu. Inició su carrera artística como cantor y guitarrista del “Trío Sánchez, Monjes y Ayala”, con quienes recorrió diferentes escenarios del país. Tocó junto a aristas como Margarita Palacios, Herminio Giménez, Mauricio Valenzuela y Damasio Esquivel.

En los años 60 decidió crear un género musical para su provincia que llamó gualambao. «Sabiendo que la provincia de Misiones adolecía de un ritmo que la representara esencialmente, debido a las características especiales de su geografía, tomé dos compases del ritmo de polka o chamamé.», cuenta Ramón. Así surgió este ritmo popular que evoca las sonoridades de la selva, el vuelo de la garza, el rumor de la maraña o de las maderas que se rozan. Con este ritmo compuso, además de «El Gualambo», temas como «Canto al Río Uruguay», «La Voz del Monte» y «Corochiré». Para lograr mayor sonoridad, el artista decidió utilizar una guitarra de diez cuerdas.

Se convirtió en uno de los folkloristas más cantados del país, sus canciones fueron interpretadas por artistas destacados como Mercedes Sosa, Ramona Garlarza, Horacio Guarany y Zamba Quipildor y aún siguen sonando a través de la música de Luna Monti y Juan Quintero, Pablo Dacal, Cecilia Pahl y Tonolec. Sus canciones recorrieron el mundo: realizó giras a España, Suecia, Francia, Italia, Rumania, Chipre, Turkía, Irak, Irán, Baharéin, Tanzania, Kenia y Uganda. Su trabajo como pintor fue expuesto en las principales Galerías de Europa, Asia y Sudamérica. Escribió libros como “Canciones para curar el alma”, “Cuentos de tierra roja”, “Desde la selva y el río” y ” Canciones, poemas y dibujos”, «Juan de los Caminos» (sobre duendes, muertes, contrabandos), «Confesiones a partir de una casa asombrada» y «Alto Paraná» que incluye tres cuentos, poemas, dibujos y canciones en un CD.

Un artista multidisciplinario, integral y sumamente creativo, contó con raíces hondas en la tierra colorada pero también con la magia de esta región que le dio alas para volar.

 

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