Argentina, el nombre con el que se conoce a nuestro país, nació en un principio como un adjetivo para designar toda la región de Sudamérica que, por la Época de la Conquista, se caracterizaba por la riqueza de sus metales preciosos. Es de público conocimiento que Argentina proviene de la palabra «argentum» que, en latín significa plata.
En el Siglo XVI, después del «descubrimiento» de América, inició la llamada Época de la Conquista de América, en la cual potencias europeas como España, Portugal y otras arribaron a estas tierras para establecer colonias. Por aquella época, un navegante español que formaba parte de estas campañas de exploración, llamado Juan Díaz de Solís navegó por un río ancho de aguas dulces al que denominó Mar dulce, que no sería más que el conocido Río de La Plata.
Por aquel siglo, la comunicación se establecía a través de cartas, manuscritos o bien por medio del boca en boca. Así, en tierras desconocidas para los europeos, las historias fantásticas abundaban y se mezclaban con la realidad. Una de estas historias mitad fantasía, mitad realidad, hablaban de un poderoso reinado, rico en plata, gobernado por el Rey Blanco. Este rumor llegó entonces a los oídos de Alejo García, un portugués que formaba parte de la campaña de expedición organizada por Solís, y quien, atraído por la idea de grandes riquezas organizó una expedición con españoles y guerreros guaraníes.
Luego de 4 meses de viaje, García arribó entonces a lo que hoy conocemos como Potosí, Bolivia que en aquella
época formaba parte del territorio Inca y descubrió el Cerro de Potosí, una montaña repleta de plata. Alejo García saqueó por completo la región, obteniendo las riquezas en plata que tanto anhelaba y a su regreso a Europa las historias sobre las abundantes riquezas de esta región de América no demoraron en aparecer.
Varias expediciones proseguirían a las de Solís y García en búsqueda de estos metales preciosos. Aquel Mar dulce descubierto por Solís, comienza a denominarse entonces Río de la Plata, ya que era la ruta obligada para transportar los cargamentos de metales preciosos que se saqueaban de Potosí, hacia España.
Sin embargo, la designación «Argentina» propiamente dicho para el territorio, aparecería años mas tarde, en 1602, cuando el clérigo español Martin del Barco Centenera publica un extenso poema describiendo los reinados de la región americana, bajo el nombre de La Argentina. Desde aquel momento, se comienza a utilizar ese nombre para designar este territorio en los manuscritos literarios.
Sin embargo, el nombre Argentina no era utilizado fuera del mundo literario para asignar estas tierras. Desde 1776, hasta la Revolución de Mayo en 1810, la región era conocida como Virreinato del Río de La Plata. Luego de la Revolución comenzó a designarse la región como Provincias del Río de La Plata. Con la declaración de la Independecincia en 1816, se establece el nombre Provincias de Unidas de Sud América y años después, en la presidencia de Bernardino Rivadavia se designa el nombre República de las Provincias Unidas del Río de La Plata.
Durante los años que perduró el gobierno de Rosas, nuestro territorio también tomó varios nombres. Se conocía la región como Confederación Argentina, Federación Argentina o Nación Argentina.
Finalmente, el 8 de octubre de 1860 el presidente Santiago Derqui establece en la ciudad de Paraná, Entre Rios, la organización definitiva del país que, hasta aquel momento, se establecía con Buenos Aires separada del resto del país, y se determina la denominación República Argentina, nombre con el que se nos conoce en el mundo.
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