Leyenda del Mikilo

mikiloLeyenda el mikilo

El mikilo o rey de la siesta riojana, es una de las más populares leyendas transmitidas oralmente generación tras generación en las provincias argentinas de Tucumán, Santiago del Estero, Salta y especialmente, La Rioja.

Este duende se caracteriza por ser muy poco sociable y esquivo. Es muy reconocido por su grito mugiente, como un lúgubre lamento nocturno. Muchos riojanos aseguran haberlo visto vagar por las calles de Chilecito, una localidad.

El mikilo asusta desde los tiempos de los daguitas a los infantes traviesos que se escapan de sus hogares a la hora de la siesta. Comentan que es un tramposo.

Muchos lugareños lo detallan como un animal diabólico que tiene medio cuerpo de hombre y el otro, de perro. Posee patas de gallo, manos significativamente gruesas y una larga cola hecha de plumas. No siempre agrede a los campesinos, a veces únicamente los espía.

Otros habitantes que lo han podido observar, relatan que es un hombre pequeño que viste un poncho y un sombrero negro; en una oportunidad, fue denunciado a la autoridad riojana por pararse en las puertas de los ranchos de los tranquilos pobladores de Chilecito y por asustar a quienes rondaban por allí.

Mikilo acostumbra engañar con su particular aspecto físico a los distraídos atormentados, ya que ostenta una mano de hierro y otra de lana. Éste abusa de las víctimas preguntándoles con cuál mano prefieren ser golpeados (no pueden negarse a que les pegue). Si le contestan que con la de lana, obtienen un golpazo muy fuerte; en tanto que si escogen la mano de hierro –acción que prácticamente nunca ocurre- el porrazo es mínimo.

Sobre este pintoresco personaje aún se escucha hablar en parte de La Rioja; su escéptica y naturista representación, lo ha salvado del exorcismo de la comunidad y del perjurio de las tradiciones europeas. El mikilo hace pate de las deidades agrestes e infernales que vive en la memoria de los pueblerinos. Con sus distintas transformaciones es complicado de distinguir.

Muchos cuentan que es un simple invento de los diaguitas para que los niños opten por dormir la siesta.

 

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