La ciudad de Dolores, en Buenos Aires, tiene una celebración única cada 25 de mayo, en la que se honra a la Torta Argentina, una especialidad gastronómica típica de la región. Se desconoce quién fue el creador de este delicioso manjar. Pero se cree que lo inventaron dos mujeres afrouruguayas que trabajaban como planchadoras en Dolores a finales del siglo XIX.
Crearon la Torta Argentina, con capas de masa y mermelada de frutas. Más tarde evolucionó para incluir dulce de leche, convirtiéndose en la receta estrella de su pueblo y en un emblema criollo. Hoy, la Torta Argentina se celebra cada 25 de mayo en Dolores, considerado el «Primer Pueblo Patrio», en honor de la Revolución de Mayo de 1810.
El renombrado chef Damián Betular promociona este manjar en su libro de cocina, Pastelería Vol. 1, que incluye su propia versión de la receta. Otros pasteleros y cocineros también han compartido sus versiones en programas de televisión y redes sociales.
Secretos de la Torta argentina
La receta de la Torta Argentina es una ligera adaptación de la preparación original, que tenía unas 25 capas de masa muy fina intercaladas con mermelada de frutas. Con el tiempo, la mermelada de frutas se sustituyó por el clásico dulce de leche de la región. La tradición de la torta se conservó y transmitió durante generaciones, convirtiéndose en una pieza esencial de la identidad del pueblo de Dolores.
En la actualidad, la Torta Argentina se elabora en moldes redondos de aluminio fabricados en Dolores. Su preparación requiere una masa a base de harina, mantequilla, azúcar y huevos. Con la masa se preparan unos 30 discos que se alternan con masa de dulce de leche y se cubren con glaseado real. Cuanto más tiempo tiene, más rico es, dice Adela «Coca» Varela, propietaria de la panadería El Molino, en Dolores.
La Fiesta de la Torta Argentina, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, se celebra anualmente en Dolores y presenta versiones «Tradicional» y «Sin Gluten» de la Torta Argentina. La celebración del día patrio va acompañada de la puesta en valor de uno de los emblemas locales más representativos, que tiene un sabor inconfundible que se instala en el paladar de una vez y para siempre.
