Juan Bautista Bairoletto, el Robin Hood de las pampas

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¿Quién fue el gaucho Bairoletto?

Cuando la modernidad arriba al país, a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, trae consigo una ola inmigratoria y parte de ella, la que no se queda en las ciudades, se encarga de poblar regiones del territorio que anteriormente estaban deshabitadas u ocupadas por indios.

La dura realidad cotidiana de estos escenarios y la marginalidad en la que quedaban sumidos sus agentes produce héroes individuales que por afán de supervivencia o de justicia según su propio código adquieren renombre y se convierten en estrellas regionales, tal es el caso de Juan Bautista Bairoletto.

El gaucho Bairoletto (o Vairoletto) era conocido en su época, primer tercio del siglo XX, como el Robin Hood de la Pampa, San Bautista Bairoletto o El Atila del desierto. Nacido en la provincia de Santa Fé en 1894, hijo de inmigrantes italianos, tuvo una vida muy dura que lo llevó a trasladarse a temprana edad a la provincia de La Pampa en la zona comprendida entre Castex y Monte Nueva.

Desde temprano tuvo problemas con la policía y antes de cumplir veinte años ya estaba preso acusado de homicidio y varios robos. Vivía entre prostíbulos, comités y pulperías. Una vida consagrada al juego y al delito. La policía lo persiguió a lo largo de toda La Pampa, Mendoza y provincias vecinas.

La fama adquirida hace que se gane el cariño de la gente, que lo esconde en sus casa, le facilita refugios en el medio del monte y lo alimenta. Bairoletto disfrutaba de la camaradería de estos ayudantes anónimos y gozaba de repartir con todos ellos sus botines, como también lo hacía con sus amigos y personas necesitadas. Había cobrado fama de justiciero, tomaba la venganza ajena y la hacía propia para aminorar los padecimientos de la vida al margen de ley, de la sociedad y del bienestar.

La policía lo tenía entre ceja y ceja, y mediando la década de 1930 no había crimen del que no se lo hiciera responsable. Pero era muy difícil aprehenderlo ya que siempre había alguien  que lo ponía sobre aviso y los agentes llegaban siempre después de que Bairoletto huyera. Convertido en sombra, aparecía y desaparecía en diferentes puntos de la región hasta que en 1941 es sorprendido en General Alvear, provincia de Mendoza, donde encuentra la muerte.

Velado en el comité demócrata de General Alvear a pedido de sus amigos, sus exequias convocaron a miles de personas provenientes de las distintas provincias por las que había andado durante toda su vida. Se levantó un mausoleo, con contribuciones públicas y voluntarias, en el cementerio local en el que sus restos descansan hasta el presente.

Actualmente convertido en santuario es visitado por hombres y mujeres que llegan para cumplir promesas que le hicieran cuando le pidieron ayuda. La fe en el gaucho Bairoletto lo ha convertido en mito y se le atribuyen numerosos milagros.

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