Dicen que un día la nutria fue a ver a al gamo para pedirle que cuidase a sus hijitos mientras ella iba al río a buscar comida para la cena.
Aceptó gustoso el gamo y se marchó tranquila la nutria.
Cuando la nutria regresó y encontró a sus hijitos muertos por culpa del gamo que los había pisado, le gritó loca de furia y dolor
—¿Es así como cuidó a mis hijitos? ¿Qué ha hecho?
—No sabe cuánto lo lamento — contestó sinceramente apenado el gamo, —pero no tengo la culpa, usted sabe que soy el jefe de los bailarines de guerra. Pues bien hace un rato vino el pájaro carpintero e hizo sonar el tambor, me vi obligado a bailar la danza guerrera y sin querer me olvidé de sus hijitos y los pisé.
La nutria ciega de dolor le gritó que iría a ver al juez para que hiciese justicia, jurándole que sería castigado como se merecía por ser tan desalmado.
El juez al enterarse mandó llamar al gamo y le preguntó si era cierto.
—Sí señor juez— repuso el gamo pero no lo hice a propósito usted sabe que soy el jefe de los bailarines de guerra, pues bien el pájaro carpintero tocó el tambor y me vi obligado a bailar y en el entusiasmo, sin darme cuenta, pisé a los hijitos de la nutria.
El juez entonces ordenó que llamasen al carpintero y cuando este llegó le preguntó si él había hecho sonar el tambor de guerra.
—Sí señor juez pero me vi obligado a hacerlo porque usted sabe que yo soy el jefe de los tambores de guerra. Cuando vi que el bicho de luz sacaba la espada me vi obligado a tocar el tambor.
Ordenó entonces el Juez que llamasen al bicho de luz y cuando este llegó le porque había sacado su Espada.
—La saqué sólo cuando vi que la tortuga tenía puesta la coraza.
Llamó entonces el juez a la tortuga y le preguntó por qué se había puesto la coraza
—Me la puse porque vi que el cangrejo arrastraba la horquilla
Llamo el juez al cangrejo y le preguntó por qué arrastraba en la horquilla.
—Lo hice porque vi que el pez espada sacaba su lanza.
—Que venga el pez espada— ordenó el juez y no bien se presentó le preguntó por qué había sacado su lanza.
—Pues porque vi que la nutria se acercaba el río para matar a mis hijitos
Al fin comprendió dio el juez y dijo:
—Visto y oído que el gamo, el carpintero, el bicho de luz, la tortuga, el cangrejo y el pez espada se preparaban para la guerra porque la nutria quería devorar los hijitos del pez espada, declaro que la única culpable de esta desgracia es la señora nutria.
Así es la ley del mundo de los animales.
Recopilación y Adaptación: Ana Cuevas Unamuno
Imagen tomada de: Claudia Llerena