«Gualicho», espíritu y maleficio

«Gualicho», espíritu y maleficio

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¿Qué significa en realidad la palabra «gualicho»?

Entre la población indígena de las tribus de los ranqueles, los pampas, los mapuches y, sobre todo, entre los tehuelches se denomina Gualicho a una especie de deidad mitológica que representa al mal, un ser espectral que produce daño. También se lo suele conocer como Walichú, Hualicho, Gualichú o Gualitxo.

Los pueblos de América del Sur, más precisamente los del sur de América del Sur, personifican en él la causa productora de todos los males y la fuente de todas las desgracias sufridas por la comunidad o sus integrantes. Gualicho es el mal, el que irradia el mal al mundo. Pero a pesar de su poder universal de afectación, este espectro maligno habita en lugares específicos, la operación del daño que de él emana es localizada y afecta lugares determinados que son elegidos según sus características naturales, por ejemplo, un árbol solitario y viejo, una piedra de gran tamaño, caminos lúgubres, cuevas, y lugares por el estilo.

Con la llegada de los españoles a nuestras tierras y la destrucción de la cultura originaria se cambia el sentido de Gualicho y se lo catalogará incorrectamente como una manifestación del diablo o una fuerza diabólica, esta es la causa por la que en algunas zonas se llama al diablo con este nombre.

En la actualidad y fuera de las comunidades originarias, el concepto de Gualicho muta y toma otro significado. Pasa de ser una deidad mitológica a ser considerado una acción, un evento particular que consiste en el deseo de un mal de una persona a otra. Pero no se queda en el simple deseo, es equiparable al concepto de maleficio. Una persona que quiere provocarle el mal a otra, o también, la quiere enamorar, va a un brujo o curandera para que le haga un gualicho y así conseguir el propósito deseado. El vocablo sería de esta manera sinónimo de maleficio, macumba, embrujo y aceptaría las formas del verbo “hacer un gualicho” o “engualichar”.

 

 

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