El armadillo gigante, también conocido como tatú, tatú carreta o pejichi o cuspa gigante, cuspón, ocarro, cabazú, entre otras denominaciones, es la especie de armadillo más grande que existe.
Hace años se lo podía encontrar de manera muy amplia en las selvas tropicales del este de Sudamérica y se fue extendiendo en distintos y variados hábitats más lejanos como es el noreste de Argentina. Esta tan bella especie como es la del armadillo gigante está considerado como una especie en riesgo.
Los armadillos pueden llegar a pesar alrededor de unos 60 kg y hasta pueden llegar a medir más de 1,6 m desde el hocico a la punta de la cola, donde gran parte de esta medida pertenece a la su cola.
Suelen hacer recorridos diarios de más de 3 km para poder buscar alimentos, tienen hábitos nocturnos, cuentan con una dieta que se compone de hormigas, termitas, lombrices, arañas, gusanos, larvas, entre otros insectos, y hasta pueden llegar a ingerir toda la población de una cueva de termitas.
Cuentan con un caparazón oscuro, con numerosas placas ordenadas en filas transversales, que cubren también su cola. Tienen un cuerpo muy voluminoso y sus extremidades son cortas, además poseen uñas grandes y potentes, en especial en sus extremidades delanteras.
La época de reproducción de los armadillos se sitúa sobre el verano con solo una cría, las cual recibe leche materna los primeros meses y se va adaptando gradualmente a la dieta adulta.
Este tipo de armadillos ha sido clasificado como una especie que se encuentra en peligro de extinción por la Unión Mundial de Conservación Lista Roja en 2002, y además figura en la lista del Apéndice I, es decir hacia la extinción, de la Convención sobre el Tráfico Internacional de Especies en Riesgo de la Flora y Fauna Silvestres.
En la Argentina la Reserva Nacional Formosa fue creada con la intención de tener como uno de sus principales objetivos la protección de algunos de los últimos ejemplares que quedan de esta especie.