Dijunto que Resuella, no Merece Funeral

Cuentos de animales (cuento del Zorro)

Son tantas las trastadas que el zorro ha hecho hasta el día de hoy a su tío el tigre, que este pasaba el tiempo planeando cómo vengarse de tan mal sobrino.

Lamentablemente cada vez que intentaba la venganza le salía mal, con lo cual en vez de disminuir aumentaba su deseo de terminar con su pícaro sobrino, sobre todo para callar las burlas que imaginaba le hacían los otros animales cada vez que quedaba como un tonto.

“Esta vez no te vas a escapar”, se dijo el tigre después de madurar largamente un plan para hacerlo caer en sus garras. Decidido salió en busca de un cuervo joven y al encontrarlo le dijo.

-Asociate conmigo si querès acabar con el zorro, enemigo tuyo y de tu familia, que tantas veces te gana la delantera en comerse lo que vos y los tuyos necesitan para alimentarse.

—Cierto es, cierto es — coincidió el cuervo.

—Te digo que le tengo unas ganas…Dirás que es mi sobrino, pero también estarás de acuerdo conmigo qué es la vergüenza de mi familia y que se ha burlado de mí bigote más de cien veces. ¡Ya no le aguantó una más!— gruñó enojado.

—¿Qué es lo que debo hacer señor Tigre?.

—Vos ponete a volar en redondo duro y parejo, tranquilito como cuando esperas que caiga algún animal enfermo. Vuela que te vuela, yo voy a estar tirado a lo largo en el suelo como si estuviera muerto, entonces se te van a agregar otros cuervos y lechuzas y cóndores. Toda clase de pájaros que comen difuntos y otros bichos como el escarabajo funebrero que anda por el suelo. No tardará en caer mi sobrino, ya lo verás entonces será la mía.

El Cuervo hizo como le dijo el tigre y el círculo de pájaros comedores de carroña pronto se reunió para celebrar el velorio del tigre.

El Zorro que espiaba desde lejos se fue acercando despacito, se detuvo algo alejado preguntando qué pasaba. El cuervo al verlo se acercó a darle el pésame.

—Mucho lamento amigo zorro la inesperada muerte de su señor tío. Aquí como ve lo estamos velando en espera de que lleguen sus familiares y dispongan.

El Zorro simulando mucha pena por la muerte repentina soltó un largo suspiro y ante la invitación del cuervo para que se acercase a contemplar la cara de su tío por última vez y a rezarle un bendito, obedeció pero en vez de por delante se acercó por detrás.

Al sentir sus pasos ya se relamía de placer el tigre diciéndose que en cuanto lo tuviese a su alcance le soltaría un zarpazo. Tan contento estaba que no pudo impedir que saliera de su cuerpo un ruido de esos que van con olor y viento. Apenas sentirlo el zorro, que ya tenía su hocico alcanzando la cola, exclamó retrocediendo:

—A dijunto que resuella, no le hago yo el entierro — y salió corre que te corre.

Y aunque el tigre a grandes saltos le persiguió, fue inútil. No ha podido atrapar al zorro hasta el día de hoy.

 

Recopilación y Adaptación: Ana Cuevas Unamuno

Imagen tomada de: Encuentros

 

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