Las danzas esquinadas incorporan la figura de las cuatro esquinas, a través de la cual los bailarines recorren los cuatro lados del cuadrado imaginario de baile pasando por los vértices. Las esquinas pueden realizarse de varias formas: dibujando una curva o en línea recta, realizando un giro en el medio o al final, realizando dos pasos de avance de frente y dos de retroceso de espaldas, avanzando dos pasos y realizando un balanceo en el vértice de llegada.
Algunas de las danzas esquinadas de nuestro acervo folklórico son:
El Escondido: danza de galanteo que se caracteriza por el picaresco juego de escondimientos que la pareja realiza durante el tramo de zapateo y zarandeo. Comienza con la figura de las cuatro esquinas en arco hacia la izquierda, realizando un giro en el medio. También puede realizarse un giro para el recorrido (en dos compases) y un balanceo al llegar al lugar.
El Remedio: se cree que nació como variante del Escondido, ya que se parece en la coreografía y en las letras. Se diferencia en que esta danza se baila con pañuelo y el zapateo y el zarandeo se realizan al mismo tiempo, no tiene el sentido de «escondimiento». Las esquinas se realizan con una trayectoria curva hacia la izquierda, con giro al final. El santiagueño Bailón Peralta Luna presenta una variante lugareña del Remedio llamada Remedio Atamisqueño, en el cual se realiza esquinas de medio giro y un zapateo y zarandeo de 4 compases después de cada esquina.
El Triunfo: se bailaba para festejar las victorias en las guerras de independencia y actualmente pertenece al folklore histórico. Las esquinas se realizan empezando con dos pasos hacia el centro, quedando enfrentados; luego los bailarines giran hacia la izquierda y retroceden de espaldas. Vuelven a avanzar hacia el centro con dos pasos, se enfrentan y bajan los brazos.
El gato correntino: variante regional del gato en la que los bailarines realizan una esquina, giro, zapateo y zarandeo. Repiten estas figuras para las otras tres esquinas.