Quizás un día, paseando por tu jardín, notes pequeños racimos de huevos de color rosa intenso adheridos a muros, rocas o plantas cercanas al agua. Aunque llamativos, no son inofensivos. Se trata de los huevos del caracol manzana (Pomacea canaliculata o especies afines), una especie exótica altamente invasora que puede provocar daños graves en el entorno.
¿Qué son y de dónde provienen estos huevos?
Originario de Sudamérica, el caracol manzana pertenece al género Pomacea, incluido dentro de las 100 especies invasoras más dañinas según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza . Introducido en Europa —y prohibido desde 2012— fue detectado por primera vez en Francia en 2018 .
Estos caracoles, de hasta 15 cm de diámetro, prosperan tanto en ambientes acuáticos como terrestres. Son polífagos, lo que significa que devoran casi todas las plantas que encuentran, desde vegetación sumergida hasta jardines domésticos .
La hembra deposita racimos de huevos rosa o anaranjados —entre 200 y 600 por puesta— sobre superficies por encima del agua, como tallos, estructuras artificiales e incluso muros. Su color intenso no es decorativo: indica presencia de toxinas que repelen depredadores naturales .
¿Por qué representan una amenaza?
El caracol manzana se multiplica con gran rapidez y tiene un impacto devastador en los ecosistemas:
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Destrucción de la flora acuática: consume masivamente las plantas en estanques, canales y humedales, favoreciendo crecimientos descontrolados de algas y alterando el oxígeno del agua .
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Daños agrícolas: se alimenta de cultivos como el arroz, provocando pérdidas económicas relevantes.
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Proliferación veloz: puede poner miles de huevos durante su vida, lo que dificulta su erradicación .
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Riesgo sanitario: potencial de transmitir parásitos que afectan tanto a la fauna como, en algunos casos, a los humanos (como el parásito de la meningitis eosinofílica) .
¿Qué hacer si los encuentras?
Identificar estos huevos rosados es esencial para actuar rápidamente. He aquí las medidas recomendadas:
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Destruir manualmente los huevos: utiliza guantes, retira los racimos y aplástalos o sumérgelos en agua con lejía para impedir su desarrollo.
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Eliminar los caracoles adultos: recoge los ejemplares, colócalos en bolsas herméticas y elimínalos. Otra estrategia es atraerlos con agua estancada y retirarlos después.
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Inspeccionar y limpiar regularmente: revisa todo el entorno, especialmente zonas húmedas. Mantén limpias las áreas de agua y controla la vegetación circundante.
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Instalar barreras físicas: en estanques o cuerpos de agua, utiliza cercos o rejillas para evitar que los caracoles se desplacen.
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Evitar introducir plantas invasoras: examina cuidadosamente cualquier planta acuática nueva para evitar introducir caracoles o sus huevos .
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Informar a las autoridades ambientales: en caso de encontrar estos huevos o caracoles, contacta con organismos locales —como oficinas de biodiversidad o entes similares— para reportar y recibir orientación específica .
¡Y si confirmas su presencia, el paso más responsable es alertar a las autoridades ambientales para coordinar una respuesta eficiente!