Un buen fuego es un componente esencial de todo buen asado, por eso es importante elegir bien el material que vamos a usar para encenderlo. El fuego para el asado se logra a partir de carbón vegetal o leña pero es posible que no logremos encenderlo, que se apague o se extinga muy rápido y no alcancemos una cocción adecuada. Por eso, es importante tener en cuenta algunos aspectos a la hora de elegir la leña o el carbón.
Si vamos a utilizar leña, debe estar siempre estacionada y bien seca, nunca verde o húmeda. Lo mejor es usar una madera dura, ya que tarda más tiempo en consumirse y produce brasas de buena calidad, mientras que las maderas blandas se queman muy rápido.
Algunas de las mejores variedades para hacer el fuego para el asado son el espinillo, ñandubay, quebracho, piquillín, coronilla, ñire. No debemos usar leñas tratadas, de árboles resinosos o con restos de pintura ya que pueden contaminar la carne o dejarle un sabor desagradable.
La leña arde mejor que el carbón y las brasas retienen más el calor, y además, según el tipo de madera, la carne adquiere un sabor único. Por otro lado, hay que tener en cuenta que un leño grande tarda una hora y media hasta que está listo para cocinar, por lo que es fundamental tener paciencia.
El carbón, por su parte, tiene la ventaja de producir menos humo y de ser muy fácil de manejar. Es fundamental que el carbón que vayamos a utilizar esté seco y que no sea muy viejo. Si el carbón está húmedo o mojado, va a ser muy difícil prender el fuego y distribuirlo uniformemente. Es conveniente elegir las bolsas de carbón con trozos más grandes y tener en cuenta que si hace chispas es carbón de mala calidad y seguramente va a desparramar cenizas sobre la parrilla y la carne.
Una opción es prender el fuego con una mezcla de leña y carbón para poder aprovechar las ventajas de ambos, conseguir un buen manejo de las brasas y ahumar nuestro asado con los mejores sabores y aromas de la madera.
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