Los bebés no mienten, eso es lo que dicen, ¿verdad? Pero la verdad, papá baboso, es que los niños mienten mucho. Y está bien. Cuando un niño comienza a mentir, es señal de que está experimentando un desarrollo cognitivo saludable.
La mentira tiende a dar paso a la honestidad y a habilidades sólidas de comunicación a medida que los padres vigilan de cerca el comportamiento. El desarrollo y la educación sobre lo correcto y lo incorrecto conducen a una comprensión compleja del concepto de honestidad.
Te recomendamos: Consejo infalible: trata a tus hijos como te gustaría que te traten a ti, así de simple
Este proceso lleva tiempo y los padres deben entender y recordar que la honestidad no es tan simple como decir la verdad. Los niños no son enseñados a ser completamente honestos, y no se les debe exigir eso.
La honestidad total es socialmente inaceptable, según el psicólogo infantil Gene Beresin, director del Clay Center for Young Healthy Minds en el Massachusetts General Hospital. También dice que enseñar honestidad es un juego complejo y lleno de matices.
«Saber lo correcto y lo incorrecto precede a lo que llamamos ‘honestidad’ y ‘verdad’. Es un concepto mucho más elevado para los niños. Realmente no se instala hasta la edad escolar», dice Beresin. «Cuando un niño tiene, digamos, 5 o 6 años, entiende lo que es verdad y mentira. Los niños más pequeños conocen lo ‘bueno’ y lo ‘malo’. Ese es el preludio de la honestidad, y los padres lo modelan a través de sus acciones».
Sé honesto, incluso en las pequeñas cosas
Sí, esto es extremadamente obvio. Pero al enseñar a los niños desde temprana edad sobre lo correcto y lo incorrecto, trata de no mentir mucho frente a ellos.
¿El ejemplo de Beresin? La mamá sale con los niños mientras el papá prepara la cena. En el camino a casa, hacen una parada en una tienda de artículos deportivos para ver algunas cosas. Cuando llegan tarde a casa y el papá le pregunta a la mamá dónde estaban, la mamá no debe responder «Quedamos atrapados en el tráfico». Es importante que los padres digan la verdad, incluso en las cosas pequeñas. Esto envía un mensaje y los niños lo notarán.
Admitir cuando se equivocan
Si los padres cometen un error, como olvidar comprar el brócoli favorito de sus hijos, deben admitirlo. «Decir la verdad, admitir el error, pedir disculpas y hacer las paces es muy importante», dice Beresin.
Ellos deben sentirse cómodos siendo honestos con sus padres
Criar hijos honestos requiere mucha paciencia. A medida que los niños crecen y sus vidas se vuelven más complejas, es fundamental que se sientan cómodos siendo honestos con sus padres, para que el castigo no se convierta en algo traumático.
«Los padres deben estar dispuestos, al menos, a dar crédito a los hijos por hablar sobre cosas que pueden tener problemas. No necesariamente tienen que cambiar las reglas. Pero los padres que solo dicen ‘Romper las reglas no se discute’, tienen hijos que no creen que pueden hablar con sus padres», dice Beresin.
Cuando los niños rompen las reglas, deben enfrentar algunas consecuencias por ese comportamiento. Pero discutir y explicar esas reglas, además de elogiar al niño por ser honesto, ayudará a fomentar su honestidad en el futuro, especialmente cuando las consecuencias puedan ser más graves.
Utilizar la cultura para crear modelos
Los padres que desean criar hijos honestos pueden utilizar modelos mientras leen libros o ven películas con ellos. Cuando los personajes de la película o el libro mienten o engañan a otros, los padres pueden hacer una pausa para explicar lo que está sucediendo y por qué está mal.
La honestidad requiere tiempo
Aunque los niños pequeños pueden comprender la diferencia entre «correcto» e «incorrecto», los adolescentes son capaces de entender comportamientos complejos y conceptos abstractos. Los niños pequeños solo saben que mamá y papá dijeron que solo comieran una galleta y tomaron dos. En otras palabras, las lecciones sobre honestidad que los padres enseñan a sus hijos no deben ser las mismas que utilizan con sus adolescentes.
Los adolescentes enfrentarán la presión de los compañeros, las fiestas, los engaños en el aula. Los niños lidiarán con rumores e historias inventadas. Con los niños, las conversaciones sobre honestidad tienden a enmarcarse en las categorías de «correcto» o «incorrecto»; con los adolescentes, los padres pueden tener conversaciones honestas sobre por qué la honestidad es una herramienta social valiosa y cuándo retener información es importante para mantener relaciones saludables.