Choiols el origen de la Cruz del Sur

Choiols el origen de la Cruz del Sur

Choiols, el origen de la Cruz del Sur
Leyenda Tehuelche: Choiols, el origen de la Cruz del Sur

Leyenda Tehuelche (Aónikenk)                

 Choiols el origen de la Cruz del Sur es una hermosa leyenda sobre el origen de la Cruz del Sur.

Hace tantos años que no se pueden contar, mucho antes de la llegada de los españoles, los Chonkes[1] acostumbraban cazar con el sistema de Aorke[2] a todo tipo de animales y de ese modo obtenían alimento, pieles y todo lo necesario para la vida. Sucedió en ese tiempo que un gran avestruz macho arisco y ligero se les escapaba una y otra vez. Sintiéndose ofendidos en su destreza decidieron darle caza a como diese lugar.  Empeñados en el desafío lograron cerrar el cerco, más cuando los boleadores a punto estaban de arrojar sus armas, el astuto avestruz logró sortearlos y escapar entre los matorrales en dirección al sur.

Los chonkes corrieron tras él al grito de: ¡No escapará! ¡Shotel, shotel![3]  gritaban los más adelantados a los que iban a la zaga, dado que entre las matas se enredaban las boleadoras. Las flechas cruzaron el aire, sin clavarse ni una en el cuerpo de avestruz.

Casi lo habían perdido cuando un jovencito lo descubrió y corrió tras él seguido por unos pocos jóvenes. Detrás quedaban los más ancianos y los animales desconcertados al ver que por una vez sus enemigos de siempre no les perseguían.

Al filo de la meseta, nacía en ese momento el bello arco iris anunciando el fin de la lluvia. Hacia allí se dirigía el avestruz con sus cazadores detrás. Todo era carrera y gritos, zumbido de iatchicoi[4]  y desesperación de la presa.

Korkoronke, el más ligero y resistente de los jovencitos, cortó campo trepando por una barranca para bolearlo al cruce, pero el astuto animal, lo percibió y giró directo hacia el borde del abismo, justo donde nacía el arco iris, y entonces…  ante el asombro de los perseguidores, continuó corriendo por el camino de colores, cada vez más arriba, hacia el cielo.

De pronto, saliendo de su estupor, Korkoronke hizo girar su boleadora más y más hasta arrojarla en un último y desesperado esfuerzo por bolearlo. Pero una vez más el astuto  avestruz dio un paso al costado y las boleadoras pasaron sin rozarlo. Cabizbajos y azorados regresaron los cazadores, al oírles el relato nadie en la toldería les creyó. Pero esa noche, cuando alzaron sus rostros al cielo, inmensa fue su sorpresa al ver brillar las nuevas estrellas.

Allí en lo alto estaba la huella clara de la huida del astuto animal, testigo eterno de la verdad de esta historia, y hasta el día de hoy se ve claramente el «rastro de avestruz en el cielo» al que los chonkes llamaron Choiols, y que desde entonces fue y sigue siendo, inevitable punto de referencia de marinos y caminantes en el hemisferio sur, aunque  ahora la llamamos: «Cruz del Sur».

¿Qué fue de Korkoronke  y sus boleadoras? Cuentan los que saben que nunca volvió a verlas, sin embargo esa misma noche  junto a la huella, comenzó a brillar en el cielo un nuevo grupo de estrellas a las que llamaron Chéljelen y nosotros llamamos: «Las tres Marías».

[1] Tsonekas: nombre verdadero de los llamados: Tehuelches, Aónikenk o Chonkes. Chonk se denominaban ellos y significa “Hombre” o “ser humano”

[2] Formaban dos hileras de cazadores y  avanzaban abriéndose al principio para luego seguir en  forma paralela y finalmente iban cerrando ambas puntas, de manera que entre todos completaban un círculo, avisándose mutuamente con humos. Ante una señal convenida avanzaban hacia el centro, conteniendo así en su interior a los animales apresados. De inmediato los boleadores, boleaban  los animales y de ese modo se aseguraban una buena caza para varios días.

[3] Flechas

[4] Boleadoras

 

Adaptación del texto: Ana Cuevas Unamuno

Imagen tomada de: Sobre Leyendas

Deja un comentario