Cómo hacer vino casero

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Un buen vino no puede faltar en la mesa de cualquier argentino. Como sabemos que no hay nada más placentero que producir lo que consumimos de forma casera y artesanal, te dejamos esta receta para que puedas preparar tu propio vino y disfrutarlo con tu familia y amigos. ¡Manos a la uva!

Para obtener un vino de calidad la clave es que la uva sea de calidad, así que procura conseguir la mejor fruta. Por cada 100 kg de uva se extraen unos 65 litros de vino, pero te recomendamos que, si es la primera vez, no fabriques demasiada cantidad para facilitar el proceso y aprender a hacerlo correctamente.

Lo primero que debemos hacer es pisar o moler la uva. Tradicionalmente se la coloca en un recipiente grande y se la pisa con los pies, pero también podemos utilizar una prensa o moledora para facilitar el trabajo y extraer más mosto (jugo de la uva). Este jugo lo colocamos en un recipiente metálico o de barro, sin retirar los restos de la trituración, y lo dejamos reposar hasta que fermente. La fermentación dura sólo 1 o 2 días por cada 100 litros de mosto. Durante este tiempo, es muy importante controlar la temperatura del ambiente: para el vino blanco no debe superar los 20º C y para el vino tino los 30º C, de lo contrario, se puede echar todo a perder.

A continuación, procedemos a filtrar el mosto para desechar todas las impurezas y separar el jugo de los residuos sólidos (pulpa y hollejos). Primero utilizamos un filtro o colador grande y luego algo más fino como un filtro de tela. También podemos usar una manguera, como cuando extraemos nafta de un auto. El líquido lo vamos colocando en damajuanas, las cerramos con corchos y procedemos a la maceración: lo dejamos descansar en un lugar fresco y sin variaciones de temperatura por unos 30 días. Podemos agregar anhídrido sulfuroso (se consigue en farmacias o laboratorios) que es antiséptico y mejora la calidad del vino. Se utilizan aproximadamente 15 grs. por cada 100 Kg de uva. Si conseguimos una barrica de roble, en lugar de damajuanas, el sabor será aún mejor y podemos aumentar el tiempo de maceración.

El siguiente paso es el trasiego: volvemos a filtrar el vino como hicimos antes, para eliminar cualquier resto sólido que haya aparecido durante la maceración. Ahora ya procedemos a envasar en botellas o damajuanas y cerramos bien el corcho, si es posible sellando con parafina para que no entre aire. Debemos dejarlo reposar al menos otros treinta días antes de consumirlo. Cuanto más esperes para descorchar el vino mayor sera el tiempo de envejecimiento y el sabor irá cambiando, por lo que te recomendamos ir probando hasta que obtengas el vino deseado.

Recuerda esperar unos minutos para probar el vino luego de descorcharlo, para que se oxigene y obtenga su matiz final. ¡A disfrutar y beber con moderación (vos sabés)!

 

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