Vecinos Invasores

Vecinos Invasores

Muchas veces desconocemos las especies que habitaron originalmente la región en donde vivimos, pero lo cierto es que convivimos con una mezcla de especies nativas y exóticas que forman parte del elenco de la flora y fauna que nos rodea. Si bien es cierto que los colonizadores europeos fueron quienes comenzaron a poblar nuestra región con especies foráneas, debido a que traían aquello que les era familiar (sus plantas como medicinales, ornamentales o alimenticias; y animales para distintos tipo de actividades productivas o como mascotas), este proceso no ha cesado.

La introducción accidental o voluntaria de plantas o animales foráneos que se asilvestran, forma parte de la segunda causa de declinación y extinción de especies en el mundo, después de la transformación de los ambientes naturales. Esto se debe a que las especies exóticas muchas veces se hallan libres de sus controladores naturales, compiten con los recursos de las especies nativas y hasta pueden transmitirles enfermedades, por lo cual terminan convirtiéndose en un serio problema para los cultivos, la ganadería y otras actividades humanas. Cabe aclarar que no todas las especies foráneas terminan convirtiéndose en invasoras, pero muchas tienen un gran potencial para lograrlo.

Esto suele ser muy difícil de resolver, sobre todo cuando las especies exóticas son carismáticas, como la ardilla vientre rojo que fue introducida en 1970 en el partido de Luján, y luego se comenzó a expandir. Al ser roedores arborícolas causan graves problemas con el tendido eléctrico. Otro caso es el de los castores canadienses que fueron introducidos en la Patagonia con fines peleteros, al ser liberados y por sus características biológicas de construir diques, fueron transformando los ambientes naturales produciendo un fuerte impacto en el ambiente y en las especies que habitan en esa región.

Ardilla castor ok

Es por esto que lo mejor siempre es la prevención. Debemos tomar consciencia de la importancia de valorar nuestra fauna y flora nativa y nuestros ambientes naturales, comprendiendo que las especies foráneas constituyen una grave amenaza. Se deben controlar los pasos fronterizos, aeropuertos, puertos, rutas y límites interprovinciales, para evitar el ingreso ilegal de este tipo de especies exóticas.

También se deben controlar aquellas especies que se utilizan con fines productivos como lo son la industria peletera, cinegética, ganadera, forestal y la agricultura. Estas actividades muchas veces implican la explotación comercial de distintas especies foráneas, pero también ocurre que se realizan sin los controles adecuados o carecen de las medidas de seguridad apropiadas, y pueden producirse fugas accidentales.

Basta tomar cualquier catálogo de la flora argentina para advertir que una alta proporción de plantas silvestres es de origen foráneo. Muchas de ellas escapadas de cultivos o forestaciones, o incluso de jardines o cercos, o bien introducidas involuntariamente desde el hemisferio norte mezcladas con semillas de plantas útiles que se intentaban cultivar en el país. En la llanura pampeana existen numerosas hierbas o malezas exóticas, como los famosos cardos.

Cardo

Entre los invertebrados también son muchas las especies introducidas, como la abeja africana (Apis mellifera adansonii), que escapada de Brasil, y asilvestrada, ya ha ocasionado algunas muertes en el país dado su carácter agresivo, y la avispa chaqueta amarilla (Vespula germánica), de hábitos carnívoros, que está invadiendo el país en la zona de los bosques subantárticos procedente de Chile, adonde fue llevada a su vez por colonos europeos.

En otros casos los animales son abandonados o liberados intencionalmente cuando la actividad no prospera. Un claro ejemplo de esto es lo que ocurre con el visón americano, que actualmente amenaza a las poblaciones de macá tobiano (Podiceps gallardoi), un ave zambullidora que nidifica en las lagunas de las mesetas de Santa Cruz. Estos visones fueron abandonados luego de que la industria peletera fracasara, se asilvestraron y sus poblaciones aumentaron rápidamente.

Macá visón ok

Las áreas protegidas también se ven afectadas por este tipo de invasiones. El jabalí europeo (Sus scrofa) y su variante doméstica asilvestrada, el “chancho cimarrón”, han invadido vastas zonas de la Argentina, incluidas reservas naturales como el Parque Nacional El Palmar en Entre Ríos.

Además cada vez está más en auge la tenencia de animales silvestres como mascotas, muchas de los cuales son especies exóticas. Esto lleva a que algunas de ellas terminen escapándose o sean abandonadas, y en caso de tener la capacidad de sobrevivir y reproducirse, terminan compitiendo por los recursos con las especies nativas y transmitiéndoles enfermedades, frente las cuales generalmente no pueden defenderse.

Por otra parte, varias especies originarias de nuestro país han sido introducidas, accidentalmente o no, en diferentes países del mundo, causando graves problemas ambientales. Una de ellas es la cotorra común (Myiopsitta monachus), originaria de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay e introducida en diversos puntos de Norteamérica y Europa, que ha sido catalogada como plaga para la agricultura.

Cotorra

Por último es importante comprender que los ambientes naturales junto con la flora y fauna argentina, le dan identidad tanto al país como a sus habitantes, formando parte de su folklore. Por lo tanto al perder una especie, perdemos también todo lo que implica a nivel cultural (música, pintura, poemas, leyendas, artesanías y demás). Un ejemplo de la pérdida de identidad cultural con respecto a una especie nativa, es la municipalidad de Tigre, que actualmente presenta en su logo la figura de un tigre asiático, siendo que su nombre se debe a la presencia histórica del tigre criollo, es decir el yaguareté (Panthera onca).

 Tigre ok

Antes de que se extinga una especie completamente de un país, primeramente comienza a desaparecer de ciertas localidades o regiones. Esto debe alertarnos para poner el foco allí y comenzar a trabajar en algún programa de conservación.

Seamos responsables de nuestros actos, no liberemos especies que no conozcamos su estado sanitario ni procedencia, y mucho menos sin consultar con profesionales. Intentemos comenzar a conocer a las especies originarias de los lugares en donde vivimos para valorarlas y darlas a conocer a nuestros familiares y amigos. Entre todos podemos evitar que las especies exóticas desplacen o terminen produciendo la extinción de nuestras especies nativas.

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