El ajo es conocido desde hace siglos por sus propiedades antisépticas, antiinflamatorias y antimicrobianas. Aunque comúnmente se lo utiliza en la cocina o en remedios caseros, una práctica ancestral ha resurgido con fuerza: quemar ajo dentro del hogar. Esta técnica natural no solo es económica, sino que también puede aportar múltiples beneficios para la salud y el ambiente.
¿Qué ocurre al quemar ajo?
Cuando se quema un diente de ajo (preferentemente seco o ligeramente deshidratado), se liberan compuestos volátiles que generan efectos perceptibles en los primeros 5 a 15 minutos:
1. Purificación del aire: Los compuestos azufrados como la alicina poseen fuerte actividad antibacteriana y antiviral. Su liberación ayuda a reducir la presencia de microorganismos en el aire, ideal durante temporadas de gripe o alergias estacionales.
2. Repelente natural de insectos: El olor del ajo quemado es desagradable para mosquitos, moscas y otros insectos. Es una forma segura y natural de mantenerlos alejados, sin necesidad de aerosoles químicos.
3. Reducción del estrés y armonización del ambiente: En muchas culturas se cree que quemar ajo ayuda a «disolver energías negativas». Más allá de lo espiritual, su aroma intenso puede inducir un estado de relajación en algunas personas.
4. Alivio respiratorio leve: El humo generado estimula las vías respiratorias, promoviendo la expulsión de mucosidad y facilitando la respiración, especialmente útil ante resfríos o congestión nasal leve.
¿Cómo se hace?
- Tomá uno o dos dientes de ajo y secalos ligeramente si están muy frescos.
- Colocalos sobre una superficie metálica resistente al calor o sobre un carbón encendido.
- Encendé con cuidado y dejá que se consuman lentamente.
- Mantené el ambiente ventilado, permanecé en el lugar durante unos 15 minutos y luego volvé a ventilar bien.
Recomendaciones y cuidados
- Ambientes seguros: Hacelo en zonas libres de materiales inflamables y siempre bajo supervisión, especialmente si hay niños o mascotas.
- Frecuencia de uso: Puede repetirse una o dos veces por semana, según necesidad y tolerancia al olor.
- Alternativas: Para una versión menos intensa, se puede quemar con cáscara, lo que suaviza el humo.
Conclusión
Quemar ajo en casa es una práctica sencilla que combina tradición y efectividad. Aunque su aroma puede resultar fuerte, los beneficios en términos de higiene ambiental, bienestar emocional y salud respiratoria hacen que valga la pena intentarlo. Con precaución y ventilación adecuada, esta técnica puede convertirse en un hábito saludable y natural para tu hogar.