Los clientes habituales eran principalmente de clases sociales medias y bajas de la época. Los parroquianos, como se les llamaba, se retaban en memorables competencias de rimas conocidas como payadas.
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La era de las pulperías: centros sociales y comerciales de Argentina
La palabra «pulpería» tiene sus raíces en «pulque», el nombre de una bebida alcohólica fabricada por los indígenas. Con el tiempo, la palabra «pulque» se deformó y adoptó la forma de «pulquería», y finalmente evolucionó a «pulpería».
También se dice que recibieron ese nombre porque los dueños de estos establecimientos eran astutos comerciantes, capaces de sacarle dinero a los gauchos como si tuvieran ocho manos, como un pulpo.
Las pulperías se encontraban en todas partes: en las ciudades, en las afueras y en pleno campo. Durante el virreinato, estos lugares no solo eran espacios para beber, sino también para hablar y debatir intensamente.
Se organizaban guitarreadas, donde se entonaban canciones y se compartía música. Asimismo, los clientes se entregaban al baile, principalmente al aire libre, y jugaban a los naipes o a los dados apostando dinero.
En ese entonces, las pulperías servían tanto como lugares de esparcimiento como de intercambio de ideas. Además de las bebidas y la diversión, las pulperías ofrecían una amplia variedad de productos.
Se vendían telas para confeccionar ropa, botas de potro, rastras (instrumento agrícola), bombachas de gaucho, ponchos y diversos comestibles. También se podían adquirir remedios y artículos de talabartería, imprescindibles para la vida diaria de los gauchos.
Además, estas pulperías satisfacían los «vicios» de la época, ofreciendo productos como tabaco, papel para armar cigarrillos, yerba mate, caña y otros productos indulgentes. Las pulperías, con su oferta diversa y su ambiente social vibrante, se convirtieron en elementos icónicos de la vida cotidiana argentina en aquel entonces.
Más allá de ser simples puntos de encuentro, estos establecimientos representaban un espacio donde las personas podían relacionarse, intercambiar ideas y vivir momentos de alegría. La historia de las pulperías es un testimonio fascinante de la cultura y la sociedad de aquel tiempo en Argentina.