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Qué ocurre en tu organismo cuando incluyes huevos en tu dieta diaria: beneficios que vale la pena conocer

El consumo de huevos ha sido históricamente tema de debate: por un lado, se los valora como fuente económica y nutritiva de proteínas y otros nutrientes esenciales; por otro, se los ha asociado con el aumento del colesterol y posibles riesgos cardiovasculares. Pero la evidencia más reciente sugiere que el panorama no es tan simple: los efectos dependen del contexto nutricional global, la cantidad y la manera en que se consumen.

En este artículo exploraremos qué sucede en el cuerpo cuando incorporas huevos a diario —qué es el colesterol, cómo lo produce tu organismo, qué aporta el huevo, cuándo podría ser problemático y cómo maximizar sus beneficios.

Además, podrás visualizar toda esta vital información en el siguiente vídeo del canal de Dr. Carlos Jaramillo:

Índice

    ¿Qué es el colesterol?

    El colesterol es una sustancia grasa que circula por la sangre. Es fundamental para distintas funciones del cuerpo: ayuda a formar membranas celulares, produce ciertas hormonas y participa en la digestión. Pero un exceso de colesterol —o desequilibrio entre sus tipos— puede favorecer enfermedades cardiovasculares.

    El colesterol en la sangre suele medirse a través de dos “tipos”: el llamado “LDL” (considerado “colesterol malo” cuando está en exceso) y el “HDL” (el “colesterol bueno”, que ayuda a proteger las arterias). Un equilibrio favorable entre LDL y HDL es importante para la salud del corazón.

    ¿Por qué mi hígado produce colesterol?

    Aunque el colesterol está presente en algunos alimentos, el cuerpo también lo produce de forma natural —principalmente en el hígado—, para cubrir sus necesidades biológicas. Esa producción interna asegura que siempre haya suficiente colesterol para funciones vitales, independientemente de la dieta.

    Por eso, el colesterol que ingerimos a través de los alimentos no siempre tiene un impacto directo igual sobre los niveles en sangre: lo que cuenta también es la cantidad total, el tipo de grasas que consumimos, nuestro estilo de vida, genética, entre otros factores.

    El colesterol del huevo

    Un huevo grande contiene cierto nivel de colesterol —principalmente en la yema— lo que generó en el pasado preocupación sobre su consumo frecuente.

    Sin embargo, investigaciones recientes muestran que, para muchas personas, ese colesterol dietario tiene un efecto limitado sobre el colesterol en sangre, especialmente si la dieta general no es alta en grasas saturadas o trans.

    Así, aunque el huevo aporta colesterol, su consumo no necesariamente eleva el “colesterol malo” en sangre de forma significativa —al menos en individuos sanos que mantienen una alimentación equilibrada.

    Qué es lo que sí te eleva el colesterol

    Lo que resulta más nocivo para la salud cardiovascular no es tanto el colesterol de los alimentos, sino las grasas saturadas y trans, presentes en muchos alimentos procesados, carnes grasas, embutidos, fritos, manteca, etc.

    Por eso, comer huevos fritos en manteca o acompañados con alimentos ricos en grasas saturadas puede aumentar el riesgo —no por el huevo, sino por el contexto.

    En cambio, si el huevo se consume dentro de una dieta balanceada —baja en grasas saturadas, rica en frutas, verduras, fibras— su efecto sobre el colesterol suele ser neutro o incluso positivo.

    ¿Qué pasa si comes 3–4 huevos al día?

    Este es un punto de controversia: estudios y guías difieren. Muchas fuentes coinciden en que 1 a 2 huevos por día es seguro para la mayoría de las personas saludables.

    Consumir 3–4 huevos al día representa una ingesta elevada. Si bien no hay evidencia concluyente que demuestre daño inmediato en todas las personas, ese nivel de consumo aumenta la probabilidad de exceder recomendaciones de colesterol y grasas saturadas —sobre todo si la dieta general no se equilibra.

    Para personas con factores de riesgo (colesterol alto, enfermedades cardiovasculares, antecedentes familiares), podría ser más prudente moderar el consumo a 2–3 huevos por semana, o al menos consultar con un profesional de la salud.

    En adultos sanos, algunas investigaciones recientes sugieren que un consumo moderado —no necesariamente tan alto como 3–4 diarios— puede ser compatible con buena salud cardiovascular y aportar beneficios.

    Nutrientes del huevo

    El huevo es considerado un alimento completo desde el punto de vista nutricional:

    • Es una fuente de proteínas de alta calidad, con todos los aminoácidos esenciales.

    • Aporta grasas saludables —la yema contiene lípidos con predominancia de grasas insaturadas —y poca grasa saturada en comparación con otras fuentes animales.

    • Contiene vitaminas (A, D, E, varias del complejo B), colina —clave para funciones cerebrales y neuronales—, minerales como fósforo, zinc, y también antioxidantes como luteína y zeaxantina, que benefician la salud ocular.

    • Además, proporciona energía con un bajo contenido calórico relativo, lo que lo hace ideal para dietas equilibradas.

    Por su perfil nutricional, el huevo puede contribuir a la construcción y reparación de tejidos, al mantenimiento muscular, al correcto funcionamiento cerebral, salud visual y —cuando se combina con otros buenos hábitos— a una dieta saludable y balanceada.

    Mejor manera de consumirlo

    Para maximizar sus beneficios y minimizar riesgos:

    • Preferir preparaciones cocidas, pochadas, escalfadas o revueltas con poco aceite, en lugar de fritos en manteca o acompañados de embutidos o grasas saturadas.

    • Incluir huevos como parte de una dieta variada: con verduras, frutas, cereales integrales, legumbres —no como único alimento.

    • Evitar el consumo excesivo diario si hay factores de riesgo cardiovascular: en esos casos, moderar la cantidad o priorizar solo la clara.

    • Cocinar bien los huevos: el consumo de huevos crudos o mal cocidos puede tener riesgos para la salud, aparte de que la clara cruda puede dificultar la absorción de algunos nutrientes.

    Exámenes para el colesterol

    Si decidís consumir huevos con frecuencia —o si tenés antecedentes familiares o personales de colesterol alto o enfermedades del corazón— es recomendable hacer controles médicos regulares. Entre los exámenes más comunes:

    • Perfil lipídico completo: mide colesterol total, colesterol LDL (“malo”), colesterol HDL (“bueno”), triglicéridos.

    • Evaluaciones periódicas de tensión arterial, peso corporal, hábitos alimenticios.

    • En función de la edad, antecedentes y otros factores de riesgo: seguimiento médico regular para evaluar salud cardiovascular.

    De esa forma podés evaluar objetivamente cómo responde tu organismo y ajustar la dieta según tus resultados.

    Reflexión final:

    El huevo no es ni un villano ni un superalimento absoluto: todo depende del contexto. Consumido con moderación, como parte de una alimentación balanceada, puede aportar nutrientes clave, proteínas de calidad y favorecer la salud. Pero como con cualquier alimento, el exceso o la forma de prepararlo pueden modificar su impacto.

    Si tenés dudas o condiciones especiales de salud, lo más prudente es combinar buenos hábitos alimenticios con chequeos médicos periódicos.

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