El cemento es uno de los materiales más utilizados y esenciales en cualquier tipo de construcción. Su versatilidad permite crear estructuras sólidas y duraderas, desde una simple vereda hasta una base estructural. Sin embargo, incluso con sus excelentes propiedades, si no se usa correctamente puede generar grietas, desprendimientos o fallas que comprometen la estabilidad.
En este artículo te explico cuáles son las proporciones más utilizadas entre cemento y arena, para qué sirve cada tipo de mezcla y cómo evitar errores que puedan dañar tu obra.
¿Por qué se agrieta el concreto?
Antes de aplicar cualquier mezcla, es importante entender por qué pueden aparecer daños como grietas:
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Mala calidad o técnica de vertido
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Cambios bruscos de temperatura
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Retracción natural del material
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Movimiento del suelo (expansión o contracción)
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Deficiente armado estructural
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Corrosión de la armadura
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Ataque de sales o sulfatos
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Golpes o daños mecánicos
Algunas grietas son inofensivas, como las horizontales de apertura menor a 0,3 mm en interiores o hasta 0,4 mm en exteriores. Otras, en cambio, pueden requerir reparaciones urgentes.
Materiales para reparar grietas en concreto:
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Resina epóxica
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Vidrio líquido
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Selladores
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Mezclas de cemento específicas
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Cuerdas expansivas (para juntas)
La elección depende del tipo de grieta, su ancho, profundidad y el entorno donde se presenta.
Proporciones cemento-arena para cada tipo de trabajo
Las proporciones se expresan en volúmenes (por ejemplo, baldes), ya que es lo más práctico en obras pequeñas o medianas.
1:6 (1 balde de cemento + 6 de arena) – Mezcla tipo M75
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Uso: revoque de paredes en interiores secos, capa de limpieza previa a la impermeabilización, contrapisos livianos.
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Agua: 1 balde como máximo.
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Resistencia: baja.
1:5 – Mezcla tipo M100
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Uso: relleno de juntas, nivelado de superficies interiores, albañilería simple.
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No recomendable para exteriores.
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Relación: 1 cemento : 5 arena : 0,75 agua.
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Resistencia: baja a media.
1:4 – Mezcla tipo M150
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Uso: construcción de veredas, revoques exteriores, bases de muros, asentado de ladrillos en exteriores.
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Relación: 1:4:0,7.
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Resistencia: media.
1:3 – Mezcla tipo M200
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Muy usada en viviendas.
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Uso: fundaciones, contrapiso, estructuras en contacto con humedad.
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Ideal para zonas con tránsito o condiciones adversas.
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Resistencia: media-alta.
1:2,5 – Mezcla tipo M250
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Uso: pisos de alto tránsito, reparación de cimientos, restauración de fachadas.
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Requiere una compactación adecuada.
1:2 – Mezcla tipo M300
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Uso: impermeabilización entre cimientos y muros, estructuras expuestas a agua o temperaturas extremas.
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Muy resistente al desgaste y a la intemperie.
1:1 – Mezcla tipo M400
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Uso: represas, muros de contención, estructuras en zonas sísmicas.
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Alta resistencia, impermeabilidad y durabilidad.
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Solo usar cuando realmente se necesita máxima fuerza estructural.
Consejos clave para trabajar con cemento:
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No agregues demasiada agua. Solo se necesita entre el 40% al 50% del peso del cemento para que la mezcla frague correctamente.
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La mezcla muy líquida pierde resistencia: genera porosidad, reduce durabilidad y facilita el ingreso de humedad o heladas.
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Usá arena limpia y sin materia orgánica para asegurar una mezcla estable y duradera.
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Mezclá bien y con paciencia, preferentemente en mezcladora. Si lo hacés manualmente, asegurate de integrar bien los materiales.
Elegir la proporción adecuada de cemento y arena es fundamental para que tu construcción tenga la durabilidad y resistencia que necesita. No todas las mezclas sirven para lo mismo, por eso es importante conocer las diferencias y usarlas correctamente según el tipo de trabajo.
Invertí en una mezcla bien hecha, y evitá costosos errores a futuro. Tu obra, por más pequeña que sea, merece calidad y precisión.