Para los argentinos sentimos que este es un infaltable compañero y cada tarea de nuestra rutina es acompañada con unos buenos mates.
Clásico participante de las juntadas con seres queridos el mate tiene un misterio que aun no ha sido completamente desvelado que hace que nuestra vida no sea igual sin él.
Sin embargo, cada vez que nos juntamos a tomar mate, decimos «cebar mate». Es curioso porque cuando invitamos a alguien a tomar café o una bebida fría, decimos «servir cafe» o «servir vino» y no invocamos la palabra «cebar».
¿Porqué se dice cebar mate en vez de servir mate?
Si servir una bebida fría o un mate es casi lo mismo, al fin y al cabo casi sería lo mismo que añadir agua en un recipiente, ¿porqué motivo se hace esta diferencia al designar funciones que sencillamente parecen análogas?
Todo se resume en que no son semejantes. Amaro Villanueva, el gran estudioso del mate, entrerriano de pura cepa, explica en su libro «El arte de cebar y su lenguaje» que «la palabra cebar nos expresa, además, la idea de mantener, alimentar, sustentar algo en estado floreciente.»
Allí el autor explica que con la frase cebar mate, no se quiere indicar el acto de llenar el mate con agua caliente, sino «mantener ese mate en condiciones siempre apetitosas». Una frase maestra que denota una realidad.
Cebar un mate no es solo colocar agua caliente en un recipiente con yerba, sino habrá momentos donde habrá que realizar diferentes acciones para que este se encuentre en condiciones apetitosas, como por ejemplo, cambiar, agregar, quitar yerba, añadir alguna hoja saborizante, añadir azúcar si es dulce, y un largo etcétera, algo muy diferentes a preparar un delicioso té o servir una copa de vino.
La palabra cebar tiene una historia muy larga que la explicaremos en otro artículo, pero algo que quiero comentarles es que en tiempos antiguos, en Argentina, existían en la casas de las clases altas, siervas especializadas en el cebado de mate. Ellas eran conocidas como «cebadoras de mate».
Eran mujeres con una gran habilidad especial dedicadas a preparar deliciosos mates, e incluso en algunos hogares había hasta 2 de ellas, dedicada una a mate amargo y otro mate dulce.
Las cebadoras de mate conocían las técnicas de una forma y otra de la infusión, atentas a los requerimientos de yerbeadores de paladar exigente.
Por lo tanto, de esta manera terminamos de comprender que cebar mate va mucho mas allá de solo servir, siendo una técnica que lleva cierto conocimiento y atención.