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¿Por qué las mujeres engordan más que los hombres? La ciencia lo explica

En casi todas las conversaciones sobre dieta, metabolismo y ejercicio, surge la misma inquietud: “¿Por qué las mujeres parecen engordar más rápido que los hombres, aunque coman lo mismo?”. No se trata de un mito ni de una percepción exagerada: la ciencia ha demostrado que el cuerpo femenino funciona de manera distinta al masculino cuando se trata de acumular y quemar grasa.

Comprender estas diferencias no solo ayuda a dejar atrás la culpa, sino que también abre la puerta a estrategias más efectivas para cuidar la salud y alcanzar un peso equilibrado.

Índice

    ¿Por qué las mujeres engordan más que los hombres, según la ciencia?

    Las investigaciones científicas coinciden en que existen factores biológicos, hormonales y evolutivos que hacen que las mujeres acumulen grasa con mayor facilidad que los hombres. Entre las principales razones se destacan:

    • Metabolismo más lento: en promedio, las mujeres queman menos calorías en reposo debido a que tienen menor cantidad de masa muscular.

    • Hormonas femeninas: los estrógenos favorecen la acumulación de grasa, especialmente en caderas y muslos, como parte de un mecanismo evolutivo ligado a la fertilidad y el embarazo.

    • Distribución de la grasa corporal: los hombres tienden a acumular grasa en la zona abdominal, mientras que las mujeres en glúteos y piernas. Esta diferencia está influida por la genética y las hormonas.

    • Ciclos hormonales y menopausia: las variaciones hormonales durante el ciclo menstrual, y luego en la menopausia, pueden alterar el apetito, el metabolismo y la forma en que el cuerpo almacena energía.

    El rol de la evolución y la biología femenina

    El cuerpo de la mujer fue diseñado para priorizar la supervivencia de la especie. Desde un punto de vista evolutivo, la acumulación de grasa no era un defecto, sino una ventaja: garantizaba reservas de energía suficientes para sobrellevar un embarazo y, después, la lactancia, incluso en tiempos de escasez de alimentos.

    Por esta razón, la biología femenina tiende a almacenar grasa en zonas estratégicas como glúteos, muslos y caderas, conocidas como “reservas seguras”, ya que no interfieren con los órganos vitales y proveen energía estable para periodos prolongados. Esto explica por qué, aun con dietas muy controladas, el cuerpo femenino suele “defender” sus depósitos de grasa como un mecanismo de supervivencia.

    El impacto del estrés y las emociones

    El estrés es uno de los factores más subestimados en el aumento de peso, especialmente en las mujeres. Cuando los niveles de cortisol (la hormona del estrés) se elevan, el cuerpo entra en un estado de alerta que lo lleva a almacenar más grasa, sobre todo en la zona abdominal.

    Además, muchas mujeres desarrollan lo que se llama alimentación emocional: la tendencia a buscar alimentos calóricos como una forma de compensar la ansiedad, el cansancio o la tristeza. Esto no significa falta de voluntad, sino un patrón biológico y psicológico reforzado por el sistema nervioso.

    La combinación de estrés crónico y hábitos alimenticios ligados a las emociones convierte al cuerpo femenino en un terreno más sensible para ganar peso, aun cuando las calorías consumidas no sean excesivas.

    Diferencias en la actividad física

    Otro aspecto fundamental está en la manera en que hombres y mujeres responden al ejercicio. Los hombres suelen ganar masa muscular con mayor rapidez gracias a niveles más altos de testosterona, lo que incrementa su gasto calórico incluso en reposo. En cambio, las mujeres necesitan más tiempo y esfuerzo para lograr los mismos resultados de fuerza y quema de grasa.

    Esto no significa que el ejercicio sea menos efectivo para ellas, sino que los entrenamientos deben adaptarse. Por ejemplo, combinar cardio moderado con rutinas de fuerza ayuda a mejorar la composición corporal. Sin embargo, cuando las mujeres se enfocan solo en dietas restrictivas sin actividad física, el cuerpo responde reduciendo masa muscular, lo que ralentiza aún más el metabolismo.

    En definitiva, las diferencias hormonales y fisiológicas hacen que la pérdida de peso sea un camino distinto para cada género, y las mujeres deben priorizar estrategias que fortalezcan sus músculos y estabilicen sus hormonas para ver resultados sostenibles.

    Consejos para las mujeres que buscan controlar su peso

    1. Entrenamiento de fuerza: incorporar ejercicios de resistencia ayuda a aumentar la masa muscular y acelerar el metabolismo.

    2. Cuidar la alimentación hormonalmente inteligente: priorizar proteínas magras, grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva) y carbohidratos integrales que estabilicen los niveles de glucosa.

    3. Descanso adecuado: dormir entre 7 y 8 horas favorece el equilibrio hormonal y reduce la producción de cortisol.

    4. Manejo del estrés: practicar meditación, yoga o respiración consciente puede marcar la diferencia en la forma en que el cuerpo almacena grasa.

    5. Aceptar la biología femenina: comprender que el cuerpo de la mujer tiene un diseño distinto permite enfocarse más en la salud que en comparaciones injustas con los hombres.

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