Si estás buscando una receta de pan casero fácil, rendidora y sin complicaciones, el pan de cucharada se va a convertir en tu favorito. No necesitás amasar, solo mezclar los ingredientes, dejar que leve y hornear. ¡En pocos pasos tendrás un pan tierno, esponjoso y con ese aroma irresistible que inunda la cocina!
Ideal para acompañar el desayuno, la merienda o para sorprender a la familia en una picada, esta receta es perfecta tanto para principiantes como para los que no tienen mucho tiempo.
📝 Ingredientes
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360 ml de leche (puede ser tibia para activar mejor la levadura)
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2 huevos
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50 g de azúcar
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10 g de levadura seca (1 cucharada sopera)
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45 ml de aceite neutro (girasol o maíz)
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500 g de harina 0000 (harina de trigo común)
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5 g de sal (1 cucharadita rasa)
👨🍳 Preparación paso a paso
1. Mezclá los ingredientes líquidos
En un bowl grande, colocá la leche, los huevos, el azúcar, la levadura seca y el aceite. Con una cuchara grande o espátula de madera, revolvé durante un minuto hasta que el azúcar se disuelva y la levadura se integre bien.
2. Incorporá la harina y la sal
Agregá la harina y la sal en dos tandas. Revolvé cada vez hasta obtener una masa homogénea. No te preocupes si queda pegajosa, es completamente normal. ¡Lo mejor es que no hace falta amasar!
3. Formá los bollitos con cucharas
Engrasá ligeramente dos cucharas grandes y, con su ayuda, tomá porciones de la masa y colocalas en un molde engrasado. Dejá algo de espacio entre una y otra, ya que crecerán al levar.
4. Dejá levar
Tapá el molde con un paño limpio y dejalo en un lugar cálido durante 30 minutos. Verás cómo la masa crece y se vuelve esponjosa.
5. Pincelado mágico
Una vez que hayan levado, pincelá la superficie con huevo batido. Esto le dará un acabado dorado y brillante al pan.
6. Horneá y disfrutá
Precalentá el horno a 180 °C y horneá los bollitos durante 20 minutos, o hasta que estén dorados por fuera y tiernos por dentro. ¡La casa se va a llenar de un perfume increíble!
🍞 Consejo final
El pan de cucharada es la solución perfecta cuando querés algo casero, rico y sin complicarte. Es rendidor, ideal para compartir, y podés acompañarlo con dulce, queso, manteca o lo que tengas a mano.
Animate a prepararlo, ¡seguro que se convierte en un clásico en tu cocina!