Cuando estamos apurados en la cocina, muchas veces recurrimos al agua caliente del grifo para “acelerar” la cocción de pastas, arroz o sopas. Sin embargo, esta práctica común puede esconder riesgos poco conocidos para la salud.
Aunque parezca una solución práctica, usar agua caliente directamente del grifo para cocinar o preparar bebidas no es recomendable, y en este artículo te contamos por qué deberías evitarlo y qué alternativas son más seguras.
¿Por qué nunca deberíamos cocinar con agua caliente del grifo?
El agua caliente que sale del grifo no es la misma que se obtiene fría y luego se calienta en una olla. A continuación, te explicamos los motivos más importantes por los que conviene no utilizar agua caliente de la canilla para consumo humano directo, especialmente en la cocina.
1. Puede contener metales pesados
El agua caliente circula por tuberías más tiempo y a mayor temperatura, lo que favorece la liberación de metales como plomo, cobre y níquel, especialmente si las cañerías son antiguas o de baja calidad. Estos metales son perjudiciales para la salud si se ingieren con frecuencia.
2. Acumula sedimentos del tanque o termo
En muchos hogares, el agua caliente proviene de un termo o tanque de acumulación. Estos recipientes pueden acumular óxidos, sarro, bacterias o impurezas que no se eliminan fácilmente y que terminan saliendo por la canilla.
3. No es potable de forma garantizada
Aunque el agua fría suele estar tratada para consumo, el agua caliente no siempre cumple con los estándares de potabilidad, sobre todo si se ha mantenido estancada por horas en las tuberías.
4. Altera el sabor y calidad de los alimentos
El uso de agua caliente con impurezas o sabor metálico puede afectar el sabor, color y textura de las preparaciones, sobre todo en recetas que requieren agua pura como infusiones, caldos o postres.
Consejos para cocinar de forma segura
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Usá siempre agua fría del grifo para cocinar, y calentala en una olla o hervidor.
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Si tenés termo tanque o calefón, dejá correr un poco el agua antes de usarla para cualquier fin, así eliminás la primera acumulación de sedimentos.
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Revisá tus cañerías, especialmente si vivís en una casa antigua. Cambiar los conductos viejos puede prevenir la contaminación con metales.
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Instalá un filtro purificador en la canilla si querés asegurarte de tener agua de mejor calidad para consumo diario.
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Nunca uses agua caliente del grifo para preparar leche para bebés o tés, ya que sus componentes pueden absorber fácilmente impurezas.
Lo que parece una simple decisión por comodidad puede traer consecuencias innecesarias para la salud. Cocinar con agua caliente del grifo es un hábito que conviene evitar, especialmente si queremos mantener la calidad de lo que comemos y bebemos. Con pequeñas acciones como calentar el agua por separado y mantener nuestras instalaciones en buen estado, cuidamos mejor nuestro bienestar y el de quienes conviven con nosotros.