Con el paso de los años, la alimentación se convierte en una herramienta fundamental para conservar energía, equilibrio hormonal, fortaleza física y claridad mental. A partir de los 60, el organismo experimenta cambios naturales: digestión más lenta, pérdida de masa muscular, menor densidad ósea y variaciones en la absorción de nutrientes. Por eso, alimentos que antes eran “universales” pueden ya no funcionar igual.
Ese es el enfoque que plantea Shi Heng Yi al hablar de las semillas de calabaza. Aunque son populares, nutritivas y ampliamente recomendadas, advierte que su consumo debe ser moderado y consciente, especialmente en personas mayores. No se trata de demonizar un alimento, sino de comprender sus efectos para evitar complicaciones que podrían ser irreversibles con los años.
A continuación, se describe los beneficios de las semillas de calabaza, a través del siguiente vídeo del canal de Cuidado de Mayores:
Beneficios conocidos de las semillas de calabaza
Las semillas de calabaza se valoran por su alto aporte de:
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Ácidos grasos saludables
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Minerales como zinc, hierro y magnesio
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Vitamina E
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Proteínas vegetales
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Antioxidantes
Estos compuestos se asocian con mejor circulación, salud prostática, fortalecimiento inmunológico, equilibrio hormonal y protección cardiovascular. Sin embargo, Shi Heng Yi subraya que no todos los cuerpos responden igual, y que en edades avanzadas el contexto metabólico es muy distinto.
La advertencia de Shi Heng Yi después de los 60
Tras los 60 años, el cuerpo es más sensible a los excesos: su capacidad digestiva cambia, la mucosa intestinal se vuelve más delicada y la tolerancia a alimentos densos puede disminuir. Según Shi Heng Yi, un consumo exagerado de semillas de calabaza puede provocar:
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Irritación intestinal
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Digestiones pesadas
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Inflamación abdominal
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Aumento de tensión sobre el hígado y la vesícula
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Desbalances minerales si se consumen a diario y sin control
Además, recuerda que estas semillas son calóricas, contienen grasas concentradas y requieren un proceso digestivo más intenso. A edades avanzadas, ese esfuerzo no siempre resulta favorable.
Su mensaje es claro: no porque un alimento sea sano significa que sea saludable en cualquier dosis, ni adecuado para todas las edades.
¿Cuánto es adecuado después de los 60?
Shi Heng Yi no propone eliminarlas por completo, sino consumirlas con prudencia. Recomienda:
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Raciones pequeñas
Una cucharada al día suele ser suficiente para beneficiarse sin sobrecargar el organismo. -
Evitar el consumo diario
Alternar días o usar por períodos cortos es más seguro. -
Buena hidratación
Las fibras de las semillas necesitan agua para no irritar el intestino. -
Preferirlas naturales
Sin sal extra, sin tostados agresivos o aceites añadidos.
Hábitos que pueden provocar efectos adversos
Según el enfoque del video, los riesgos no provienen solo de las semillas, sino de malos hábitos al consumirlas:
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Tomarlas como sustituto de comidas completas
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Usarlas en exceso intentando “fortalecer la próstata” o “limpiar el cuerpo”
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Consumirlas tostadas a alta temperatura, perdiendo nutrientes
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Creer que por ser naturales no tienen efectos secundarios
Cuando estas prácticas se vuelven rutinarias, después de los 60 pueden generar molestias, inflamación crónica y sobrecarga digestiva difícil de revertir.
Alternativas con efectos similares
Si se busca mantener sus beneficios sin riesgos, Shi Heng Yi propone otras opciones fáciles de digerir y más adecuadas para la edad:
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Semillas de sésamo (en menor cantidad)
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Nueces ligeramente hidratadas
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Almendras remojadas
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Infusiones que aportan minerales y antioxidantes
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Vegetales ricos en fibra suave
Estos alimentos cumplen funciones similares, pero con menos exigencia digestiva y sin impacto negativo sobre la mucosa intestinal.
El mensaje final de Shi Heng Yi
La enseñanza principal es simple: la salud después de los 60 exige conciencia y precisión. No todo lo que funciona a los 20, 30 o 40 sigue siendo lo mejor décadas después.
Las semillas de calabaza siguen siendo un alimento valioso, pero necesitan:
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Medida
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Alternancia
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Adaptación al estado físico
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Observación de las respuestas del cuerpo
Informarse, escuchar el propio organismo y evitar excesos puede marcar la diferencia entre un hábito beneficioso y una fuente silenciosa de malestar.
¡Cuidarse con inteligencia es la base de un envejecimiento saludable, ligero y lleno de vitalidad!
