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La hermosa Leyenda del Calafate

La-Leyenda-del-Calafate

En el folclore argentino encontramos varias historias, mitos y leyendas nacidas del seno mismo de los pueblos originarios que habitaban el territorio. Historias donde se mezclan seres mitológicos, chamanes, amor, guerras y fantasía.

La Patagonia, antes de ser el increíble atractivo turístico y natural que es hoy en día, fue el hogar de muchas comunidades, entre ellas los tehuelches y los selknam (onas). Estos son los protagonistas de la leyenda que se esconde detrás del conocido refrán que cita: «Si pruebas el Calafate, siempre vuelves a la Patagonia«.

El Calafate es un fruto pequeño y morado, que nace de un arbusto espinoso que lleva el mismo nombre. Es nativo del sur de Argentina y Chile y se lo considera el emblema de la Patagonia.

La-Leyenda-del- CalafateLa leyenda cuenta que Calafate era el nombre de la hija preciada del Jefe de un tribu tehuelche. La joven tehuelche era una mujer preciosa, de llamativos ojos color miel y era querida y respetada por los integrantes de la comunidad.

Cierto día arribó al clan un joven selknam. Los tehuelches solían despreciar a los selknam, pero este muchacho de 18 años cumplía con el ritual de iniciación impuesto por su tribu y debía permanecer entre los tehuelches para superar las pruebas.

En el instante que la joven Calafate y el joven selknam se vieron, nació entre ellos el más puro y sincero amor. Mientras el joven realizaba sus pruebas, aislado en la choza ceremonial, Calafate se escapaba de la mirada protectora de su padre para ir a su encuentro.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta el Jefe de los tehuelches descubriera este inocente amor entre los jóvenes. Las costumbres y los códigos entre ambas comunidades impedían al Jefe tehuelche hacerle daño al joven selknam o echarlo, pero de ninguna manera aceptaría la relación entre ellos.

El jefe prohibió a Calafate seguir viendo al joven selknam y, aunque siempre había sido obediente ante las ordenes de su padre, el amor de estos jóvenes los llevó a planear escaparse juntos de la comunidad. Y así una noche, ambos dejaron juntos el asentamiento y huyeron a través de la estepa patagónica hacia Onaisin, donde podrían vivir juntos.

Cuando el Jefe tehuelche descubrió que su hija se había fugado, entró en cólera y enfurecido recurrió a la chaman de la tribu. La sabia anciana le advirtió al jefe que no podría hacer nada para destruir el amor entre su hija y el ona, pero que podría separarlos para siempre.

La -Leyenda-del-CalafateEs así como la chaman transformó a la joven Calafate, mediante su magia, en un arbusto bajo de filosas espinas. La chaman permitió que cada primavera, el Calafate pudiera florecer, abriendo sus pequeñas flores doradas como los ojos de la joven tehuelche, para que pudiera contemplar las tierras donde vivió.

La leyenda cuenta que cuando el joven selknam notó la ausencia de su amada, recorrió incansablemente durante meses la estepa patagónica buscándola. Finalmente, exhausto y sumido en pena, pidió ayuda a los espíritus que conmovidos por la fuerza del joven, lo transformaron en una pequeña ave para que pudiera continuar con su búsqueda.

El joven selknam convertido en pájaro recorrió las extensas llanuras hasta que finalmente un día se posó en un arbusto con hermosas flores amarillas y al probar de sus frutos morados descubrió en ellos la misma dulzura con la que lo trataba Calafate y reconoció inmediatamente a su amor.

Los jóvenes enamorados lograron reencontrarse y de esta leyenda nace el mito de que si pruebas el Calafate volverás a él.

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