En Misiones ni la sequía hace desaparecer al Bairuzú, el remolino sobre el Paraná que se tragó embarcaciones y los aborígenes adoraban

Es interesante notar la declaración del concesionario del Club de Pesca sobre el famoso remolino en aguas del Paraná, cuando dijo lo siguiente: «El Bairuzú está y va a estar siempre, y no importa la altura del río. Solo cambia el tamaño y la potencia que tiene, según la cantidad de agua que baje”, explicó.

Sin duda alguna, que estas palabras generan mucho temor, respeto y una leyenda detrás de este fenómeno inexplicable. Especialmente por su peligrosidad, ya que se ha tragado varias embarcaciones.

De hecho, se encuentra ubicado en las proximidades del puerto de la localidad de Montecarlo y cerca de la isla Caraguatay.

Lo más impresionante según las palabras de este conocedor de la zona, es que ni la escasez de agua afecta al Bairuzú y por eso, su ferocidad no depende de los estados del río.

Inclusive en épocas de sequía en toda la región, curiosamente el Paraná tiene un mayor caudal de agua, cuando antes se podía cruzar el río caminando al Paraguay.

El fenómeno Bairuzú

El presidente de la Federación Misionera de Pesca y Lanzamiento, Ramón Sorondo, junto a un kayakista fueron en una embarcación para aproximarse al famoso remolino y mostrar a través de un vídeo lo imponente de este fenómeno. Con respecto al ruido impresionante del remolino, lo expreso así:

“El ruido que genera el remolino se puede escuchar desde lejos, es muy impresionante y a la vez muy peligroso”…

En el recorrido y ya estacionados sobre el remolino, cuenta de la asombrosa profundidad de 57 metros y como allí se encuentran embarcaciones que han sido tragadas por este fenómeno.

¿Porqué Bairuzú o Voiruzú?

Se trata de una manifestación natural donde se forman remolinos con las aguas que chocan entre sí, se producen turbulencias y deja un profundo pozo sumamente peligroso que puede chupar cualquier objeto o ser viviente que se acerque.

Por esta razón, la recomendación de Sorondo es que si alguien en esta zona quiere navegar justamente con una embarcación chica como un kayak debe saber nadar muy bien. De hecho, aunque la persona este muy entrenada la realidad de este fenómeno es que no se sabe hasta donde te puede llevar.

Leyenda aborigen

Según la leyenda, antiguamente los aborígenes que vivían allí creían que en ese sector del río había una víbora inmensa que se tragaba a las embarcaciones.

Es interesante notar como Sorondo en esta entrevista también contó sobre una charla con un colono del lugar que ya había fallecido, este hombre dijo que el “Voiruzú” como ellos le decían, lo consideraban como a un Dios. Para ellos lo que no tenía explicación era considerado una deidad para recibir adoración y respeto.

Continuo explicando Sorondo:

“Los primeros guías lo conocían como el Voirusú, que era una víbora grande que se comía a las canoas, todo lo que la madre naturaleza tenía y se manifiesta era exponente para ellos, lo convierten en un Dios, son mitologías que año tras año van tomando más fuerza”…

 Un peligro latente para los pescadores

Ciertamente la zona es sumamente peligrosa, tanto los mitos y lo que provocan los remolinos, generan mucho temor pero también hay quienes aprovechan este fenómeno. En el caso de los pescadores aseguran que es un lugar propicio para pescar piezas enormes de peces.

De hecho, se cuentan muchas historias lamentables de pescadores que cayeron al agua. Un profesor de escuela de adultos, contó la triste historia que al salir a pescar con un compañero cayeron al agua, solo él pudo salvarse pero su compañero no.

Inclusive el presidente de la Federación de Pesca confesó como estando en una embarcación chica, tuvo que luchar con este remolino y apenas pudo salvarse. Trato de aguantar lo más que pudo y no tirarse al agua, por eso la recomendación es tan seria y urgente para que los visitantes sepan bien a lo que se pueden enfrentar con este fenómeno.

Por otro lado, es importante lo que expresó el meteorólogo Marcelo Kusik explicó sobre esto: “El fenómeno se debe a la topografía del suelo en las aguas. En Misiones lo podemos ver en Montecarlo cerca de la isla Caraguatay. Al navegar por el río Paraná los pescadores lo temen mucho, deberían hacerse estudios del área”

Fuente: Misiones Online

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