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Crujir de rodillas al agacharte: no es solo “la edad” como muchos piensan

Muchas personas asocian el crujido de rodillas con el paso del tiempo y lo consideran un signo inevitable de la edad. Sin embargo, ese sonido característico que aparece al agacharnos, subir escaleras o levantarnos de una silla puede deberse a múltiples factores, no todos relacionados con el envejecimiento.

Escuchar esos “chasquidos” puede generar preocupación, pero entender qué significan realmente es clave para cuidar la salud articular y prevenir molestias futuras.

Índice

    ¿Qué significa el crujir de rodillas al agacharse? ¿Es por la edad?

    El crujido en las rodillas, conocido médicamente como crepitación articular, no siempre indica un problema grave. Nuestro cuerpo nos habla a través de estos sonidos, y conocer sus causas puede ayudarnos a actuar a tiempo.

    Principales razones del crujido en las rodillas

    1. Burbujas de gas en la articulación
      Dentro del líquido sinovial que lubrica la rodilla se forman pequeñas burbujas de gas que pueden explotar al mover la articulación, produciendo el crujido sin causar daño.

    2. Desgaste del cartílago
      Con el tiempo, el cartílago que recubre la rodilla puede desgastarse, lo que provoca roce entre los huesos y un sonido más áspero.

    3. Debilidad muscular
      Si los músculos que rodean la rodilla (cuádriceps, isquiotibiales) están débiles, la articulación no recibe el soporte adecuado y se generan movimientos inestables que producen crujidos.

    4. Sobrecarga o mala postura
      Agacharse de forma repetitiva o incorrecta aumenta la presión en la rodilla, favoreciendo estos sonidos.

    5. Lesiones previas
      Antiguos traumatismos, esguinces o microlesiones pueden alterar la mecánica de la articulación y hacer que la rodilla “truene” más seguido.

    6. Sobrepeso
      El exceso de peso añade carga adicional sobre la rodilla, acelerando el desgaste y aumentando la frecuencia de crujidos.

    ¿Qué podemos hacer para cuidar nuestras rodillas?

    Aunque en muchos casos los crujidos no son un problema grave, atenderlos puede prevenir complicaciones futuras:

    Fortalece la musculatura

    Realiza ejercicios de bajo impacto como natación, bicicleta estática o caminatas. Fortalecer los músculos del muslo ayuda a dar soporte y estabilidad a la rodilla.

    Mantén un peso saludable

    Reducir el exceso de peso disminuye la presión sobre la articulación, alargando la vida útil del cartílago.

    Mejora tu postura al agacharte

    Dobla las rodillas con la espalda recta, como si fueras a sentarte, en lugar de inclinarte hacia adelante. Esto reparte mejor la carga.

    Usa calzado adecuado

    Zapatos con buena amortiguación ayudan a proteger las articulaciones al caminar o realizar actividades físicas.

    Aplica calor o frío según el caso

    El calor relaja la musculatura y el frío reduce inflamaciones leves. Ambos pueden aliviar molestias asociadas al crujido.

    Consulta a un especialista

    Si los ruidos se acompañan de dolor, hinchazón o dificultad para moverse, lo mejor es acudir a un traumatólogo o reumatólogo para descartar problemas más serios como artrosis o lesiones meniscales.

    El crujir de rodillas no siempre es señal de vejez, sino una forma en que nuestro cuerpo revela pequeños desequilibrios, hábitos o condiciones que debemos atender. Escuchar esas señales y actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre mantener la movilidad y enfrentar problemas articulares más adelante.

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