Muchas personas se esfuerzan por mantener el baño limpio y perfumado, pero suelen olvidar una parte esencial: el depósito del inodoro. Aunque está oculto, es una pieza clave en el funcionamiento del sanitario. Allí se acumulan residuos, sarro, hongos y cal en silencio, afectando el rendimiento del mecanismo y generando malos olores. Afortunadamente, no se necesitan productos costosos ni agresivos para limpiarlo. Con vinagre blanco y un poco de dedicación, podés devolverle su estado original.
¿Por qué es tan importante limpiar el depósito del inodoro?
Pensá en limpiar solo el exterior de tu auto sin revisar el motor. Así funciona cuando dejamos de lado el depósito. Esta pieza almacena el agua que se utiliza para cada descarga, y con el tiempo puede acumular impurezas que dificultan su funcionamiento. Esto puede generar pequeñas filtraciones, ruidos molestos o incluso un aumento en el consumo de agua sin que te des cuenta.
Lo que vas a necesitar
No hace falta comprar productos químicos ni herramientas complicadas. Solo necesitás:
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Guantes de limpieza
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Una esponja limpia
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Un cepillo para inodoro (preferiblemente nuevo o exclusivo para esta tarea)
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Un rociador vacío
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Vinagre blanco de limpieza (económico y natural)
Paso a paso para limpiar el depósito
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Cerrá la llave de paso del agua, ubicada cerca del inodoro.
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Accioná la descarga para vaciar completamente el depósito.
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Llená el rociador con vinagre blanco (unos 250-300 ml) y rociá generosamente el interior del tanque.
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Dejá actuar entre 2 y 3 horas, o toda la noche si podés.
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Frotá las paredes internas del depósito con la esponja para eliminar el sarro y los restos de moho.
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Usá el cepillo para llegar a las zonas más profundas, como los rincones y el fondo del tanque.
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Enjuagá con un poco de agua limpia y abrí la llave de paso para que el depósito vuelva a llenarse.
Beneficios adicionales de esta limpieza
Un depósito limpio mejora el funcionamiento general del inodoro: la descarga es más eficiente, se reducen los ruidos molestos y no hay olores desagradables. El vinagre blanco actúa como desinfectante natural y deja una sensación de frescura sin químicos tóxicos.
Consejos prácticos:
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Repetí este procedimiento cada 2 o 3 meses para mantener el sistema en óptimas condiciones.
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Si el sarro está muy incrustado, podés calentar un poco el vinagre antes de aplicarlo (tené cuidado de no quemarte).
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Si vivís en una zona con agua muy dura, considerá usar vinagre más seguido o combinarlo con bicarbonato para reforzar la limpieza.
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Usá siempre guantes y herramientas reservadas para este tipo de limpieza, por higiene y seguridad.
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Evitá el uso de productos con cloro en esta parte del baño, ya que pueden dañar las piezas internas del sistema de descarga.
Aunque no lo veas, el depósito del inodoro merece el mismo cuidado que cualquier otra parte del baño. Un pequeño esfuerzo regular puede ayudarte a evitar reparaciones, malos olores y desperdicio de agua. Tu baño no solo se verá más limpio: funcionará mejor.