¿Por qué dejó de ser común besar la mano de los mayores?
El contexto social ha cambiado notablemente en las últimas décadas. Vivimos en una época donde la libertad personal y el respeto por los derechos individuales son fundamentales. Estos cambios han llevado a que algunas costumbres, que antaño tenían gran peso, sean hoy percibidas como obsoletas o contrarias a los valores actuales de autodeterminación. El acto de besar la mano a los mayores, más que un gesto de cariño, era considerado un protocolo social que simbolizaba subordinación y respeto hacia figuras de autoridad como padres, abuelos, padrinos y líderes religiosos.
Para los más jóvenes, esta práctica puede parecer una imposición o una muestra de obediencia que ya no encaja en el contexto actual. De hecho, el hecho de besar la mano se ha convertido en un tema de debate: algunos lo ven como un gesto de cariño y tradición, mientras que otros lo perciben como una conducta que contradice los principios de igualdad y respeto mutuo, especialmente desde la perspectiva de los derechos infantiles.
La tradición y sus formas: un respeto que iba más allá del saludo
El respeto hacia los mayores en México no se limitaba a besar la mano. Este acto era parte de un conjunto de normas de conducta que reflejaban una actitud reverente hacia las generaciones anteriores. Hasta bien entrado el siglo XX, era impensable que un menor utilizara el pronombre «tú» al dirigirse a un adulto; el «usted» era casi obligatorio, y las normas de respeto también abarcaban el comportamiento en presencia de los mayores: evitar groserías, fumar, o tomar bebidas alcohólicas frente a ellos, incluso si ellos realizaban dichas actividades.
En ocasiones, el saludo de besar la mano incluía una petición de bendición. Los niños se inclinaban o se hincaban para recibirla, en un acto de humildad y reverencia. Los padres, por su parte, solían hacer la señal de la cruz sobre los hijos al despedirse, un gesto que los menores besaban en señal de devoción. Así, esta muestra de respeto reflejaba no solo cariño, sino también una estructura social basada en la autoridad y el cuidado.
¿Un gesto de cariño o una práctica autoritaria?
Para algunos, besar la mano de los mayores es visto como un recordatorio de una época en la que el respeto hacia los adultos estaba profundamente arraigado en la sociedad. Sin embargo, en la actualidad, se ha planteado que este acto puede ser visto como una práctica autoritaria que, en ocasiones, impone a los menores un respeto sin cuestionamiento hacia las figuras adultas. Las preocupaciones sobre el consentimiento de los niños y el derecho a decidir si desean realizar este gesto han influido en la disminución de esta práctica.
Por otro lado, algunos defensores de esta costumbre argumentan que el valor real no radica en el acto físico de besar la mano, sino en la actitud que representa: una muestra de aprecio y reconocimiento hacia aquellos que nos preceden y que han transmitido valores, experiencias y tradiciones. Para ellos, más allá del gesto en sí, se trata de una forma de honrar la sabiduría y el sacrificio de las generaciones pasadas.
Un hábito al borde de la extinción
Hoy en día, el beso en la mano a los mayores se encuentra casi desaparecido, sobreviviente solo en la memoria de las personas y en ciertas áreas tradicionales de México. Aunque algunos lamentan su pérdida como parte del patrimonio cultural y de respeto hacia los mayores, otros celebran la adaptación de las costumbres a una era en la que las relaciones están basadas en la igualdad y el respeto mutuo. Sea cual sea la postura, el beso en la mano perdura como un recordatorio de una época en que el respeto a los mayores era tan importante que se manifestaba a través de ceremonias y gestos simbólicos, una práctica que, probablemente, solo quedará como un recuerdo en la historia cultural de México.