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Así podés ahorrar combustible con el truco de la ventanilla: un gesto simple que puede reducir tu gasto en nafta.

Con el precio de la gasolina en constante aumento, todos buscamos formas de ahorrar combustible. Más allá de las recomendaciones habituales como mantener una presión adecuada en los neumáticos o realizar un buen mantenimiento del motor, existe un detalle que pocos consideran: conducir con las ventanas abiertas o cerradas puede influir considerablemente en el gasto de combustible.

La resistencia del aire: un enemigo silencioso

Al conducir, tu vehículo enfrenta una fuerza constante llamada resistencia aerodinámica. A mayor velocidad, esta resistencia aumenta, obligando al motor a trabajar más para mantener la misma velocidad. Cuando abrimos las ventanas, esta fuerza se intensifica, afectando directamente la eficiencia del vehículo.

En carretera, a partir de los 80 km/h, tener las ventanas abiertas puede aumentar el consumo de combustible de forma significativa. En cambio, a bajas velocidades, como en trayectos urbanos, el impacto es mucho menor, permitiendo abrirlas sin un efecto importante en el rendimiento.

¿Cuándo conviene abrir o cerrar las ventanas?

1. A alta velocidad (más de 80 km/h): ventanas cerradas

Cuando manejás en autopistas o rutas, es preferible mantener las ventanas cerradas. Esto mejora la aerodinámica del vehículo y reduce el esfuerzo del motor. En estos casos, usar el aire acondicionado en modo económico o solo la ventilación interna puede resultar más eficiente.

Consejo: Si usás el aire acondicionado, fijá una temperatura moderada, cerca de los 22°C, para evitar un gasto excesivo.

2. A baja velocidad (menos de 50 km/h): ventanas abiertas

Durante trayectos urbanos, lo ideal es abrir las ventanas en lugar de encender el aire acondicionado. A estas velocidades, la resistencia del aire es mínima y no genera un aumento notable en el consumo. En cambio, la climatización puede incrementar el consumo en 0,3 a 0,5 litros cada 100 km.

Consejo: En semáforos o embotellamientos, también es preferible ventilar naturalmente antes que usar el aire acondicionado, ya que el motor sigue en funcionamiento pero con el vehículo detenido.

Ventajas para el bolsillo y el planeta

Optimizar el uso de las ventanas no solo ayuda a ahorrar dinero, sino que también reduce las emisiones contaminantes. Al consumir menos combustible, disminuye la huella de carbono del vehículo, contribuyendo así a una conducción más ecológica.

Buenas prácticas para ahorrar combustible:

  • En rutas o autopistas: mantener las ventanas cerradas y usar aire acondicionado moderado.

  • En ciudad o tránsito lento: abrir las ventanas y evitar la climatización artificial.

  • Ventilar el vehículo sin abrir de par en par para no crear turbulencias innecesarias.

  • Revisar y ajustar regularmente hábitos de conducción según el entorno.

Conclusión

Pequeños hábitos pueden generar grandes cambios. La simple decisión de abrir o cerrar las ventanas en función del entorno puede ayudarte a reducir tu consumo de combustible, proteger tu vehículo y cuidar el medio ambiente sin esfuerzo extra. Administrar el uso de la ventilación no solo mejora tu economía diaria, sino que también convierte tu conducción en una acción más consciente y sostenible.

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