Un ataque al corazón rara vez ocurre sin advertencia. Aunque muchas personas creen que el infarto llega de forma repentina y sin previo aviso, la realidad es que el cuerpo suele dar señales claras horas, días o incluso semanas antes.
El problema es que muchas veces esos síntomas se ignoran o se confunden con molestias menores. Reconocer las señales tempranas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Estar alerta y actuar a tiempo es fundamental.
Las 7 señales tempranas que nuestro cuerpo puede enviar antes de un ataque al corazón
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Fatiga inusual o extrema
Sentirse excesivamente cansado sin razón aparente, incluso después de haber dormido bien o de no haber hecho un esfuerzo físico importante, puede ser un signo temprano. Es más común en mujeres y puede aparecer días antes del infarto. -
Dolor o presión en el pecho
Es la señal más común. Puede sentirse como un peso, una opresión o una quemazón. No siempre es dolor intenso, y en algunos casos solo se experimenta una molestia que va y viene. -
Dificultad para respirar
Si notás que te falta el aire al subir escaleras o caminar distancias cortas, o si te despertás por la noche sin poder respirar bien, prestá atención. La falta de oxígeno puede estar relacionada con un problema cardíaco. -
Mareos o sensación de desmayo
La disminución del flujo sanguíneo al cerebro por problemas en el corazón puede causar mareos, aturdimiento o una sensación repentina de desvanecimiento. -
Dolor en otras partes del cuerpo
No todo el dolor cardíaco se localiza en el pecho. Puede irradiarse hacia los brazos (especialmente el izquierdo), cuello, mandíbula, espalda o estómago. Esto puede confundirse con dolor muscular o digestivo. -
Sudor frío
Sudar de forma repentina, incluso estando en reposo y sin calor, especialmente si viene acompañado de otros síntomas como dolor en el pecho o náuseas, puede ser una señal clara de alarma. -
Náuseas o molestias estomacales
Muchas personas confunden un infarto con indigestión o malestar estomacal. Si el malestar es persistente, viene con presión en el pecho o se combina con mareos y sudor, no lo ignores.
Consejos para actuar y prevenir un ataque al corazón
1. Controlá regularmente tu salud cardiovascular
Realizá chequeos médicos al menos una vez al año. Pedí análisis de sangre para revisar colesterol, triglicéridos y glucosa, y controlá tu presión arterial.
2. Adoptá una alimentación saludable
Optá por una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, legumbres y grasas saludables como las del aceite de oliva. Evitá el exceso de sal, azúcar y alimentos ultraprocesados.
3. Hacé actividad física moderada
Caminar 30 minutos por día, cinco veces por semana, es suficiente para fortalecer el corazón. No hace falta ir al gimnasio: lo importante es moverse con regularidad.
4. Dejá de fumar y limitá el alcohol
El tabaco daña las arterias y acelera la formación de placas que pueden provocar un infarto. El alcohol en exceso también aumenta la presión arterial y los niveles de triglicéridos.
5. Aprendé a manejar el estrés
El estrés constante eleva las hormonas que dañan el corazón. Prácticas como la meditación, la respiración consciente o simplemente tomarse tiempo para uno mismo pueden ayudar.
6. Dormí bien
Dormir mal o pocas horas aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas. Intentá dormir entre 7 y 8 horas por noche.
7. Conocé tus antecedentes familiares
Si tenés familiares directos que sufrieron infartos o problemas cardíacos, es importante que informes a tu médico para llevar un control más estricto.
Recordá: si sentís cualquiera de las señales mencionadas, aunque sea una sola, no lo dejes pasar. Tu cuerpo te está hablando. Escuchalo a tiempo.
¿Qué hacer si tengo alguna de estas señales?
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No las minimices: No supongas que se trata de algo pasajero o que va a desaparecer solo. El corazón no espera.
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Pedí ayuda médica inmediata: Llamá a emergencias o dirigite al centro de salud más cercano. Actuar rápido puede salvar tu vida.
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No manejes por tu cuenta: Si sospechás que podés estar teniendo un ataque al corazón, no intentes ir solo al hospital. Llamá a alguien o pedí una ambulancia.
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Evitá el esfuerzo físico: Sentate, relajate y tratá de mantener la calma mientras llega la ayuda.
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Conocé tus factores de riesgo: Si tenés antecedentes familiares, presión alta, colesterol elevado, diabetes o fumás, prestá aún más atención a estas señales.
Estar informado puede marcar la diferencia. Aprender a leer las señales del cuerpo es un acto de amor propio y también hacia quienes nos rodean. Escuchá tu cuerpo y no ignores lo que tiene para decirte.