En nuestro país habitan centenares de especies exóticas introducidas, es decir, ejemplares de fauna y flora de otros sitios que han sido ingresadas a nuestras tierras de manera accidental o voluntaria, las cuales se han instalado en el territorio.
Las especies introducidas suelen ser un gran problema a nivel económico, sanitario y ambiental. No todas las especies introducidas proliferan pero, cuando lo hacen, implican grandes modificaciones en el delicado equilibrio natural de una región.
Cuando una especie introducida encuentra características viables en el nuevo medio ambiente para su reproducción y perpetuación, se instala cómodamente. Esto significa que comienza a competir por territorio y alimento con las especies autóctonas. Más aún, cuando no existe en el nuevo territorio algún depredador natural de esta especie exótica, todo suele descontrolarse.
Especies exóticas introducidas en Argentina
Estornino Pinto (Sturnus vulgaris). De la avifauna introducida en el país, el Estornino es el más dañino y temido. Es de origen Euroasiático, pero fue introducido en Argentina en 1987, poblando masivamente campos y ciudades, desplazando así a nuestra ave autóctona, el Hornero. El Estornino Pinto se alimenta de frutas y semillas lo que supone un grave daño a la agricultura y ganadería local.
Castor canadiense (Castor canadensis). En 1946 se introdujo esta especie exótica en la zona más austral de nuestro país, en la provincia de Tierra del Fuego con la intención de abrir una industria de cuero y pieles. En la actualidad, los castores canadienses suponen el peor peligro que tiene el ecosistema sureño. Al no existir ningún depredador natural que controle la población de castores, estos se han reproducido sin límites. Los grandes diques construidos por los castores no sólo hacen peligrar los valiosos bosques nativos, si no que provocan muy serias inundaciones en ciertas región y sequías con alto riesgo de incendios en otras.
Trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss). Para establecer una industria pesquera de esta especie, la Trucha Arco Iris fue introducida en las cuencas hídricas de Argentina en 1940. En la actualidad existen focos poblacionales de esta especie exótica a lo largo de todo el país. Como toda especie introducida, la Trucha Arco Iris compite por territorio y alimento con nuestras especies ictícolas propias, da tal manera que ya ha diezmado a la mojarra desnuda, propia de nuestros arroyos.
Jabalí (Sua scrofa scrofa). Fue introducido a la Argentina por Pedro Luro en 1905, con el fin de incorporarlo a su coto de caza. Hoy en día, este animal se distribuye por todo el centro del país. El jabalí ha provocado dañinas alteraciones la composición de los suelos, debido a su técnica de hozado, donde remueve las tierras con sus grandes colmillos en busca de alimento. Además compite con ganado y fauna autóctona.
Visón americano (Neovison vison). También con fines peleteros, el visón americano fue introducido en Argentina hacía 1934. En la actualidad encontramos poblaciones fuertemente establecidas a lo largo de toda la región patagónica. El Visión americano representa una amenaza crucial en las poblaciones de avifauna nativa que se han visto reducidas por la práctica predativa de este carnívoro. El Macá tobiano es la especie autóctona protegida más afectada por esta introducción.
Ardilla de vientre rojo (Callosciurus erythraeus). Nativa de Asia, la ardilla de vientre rojo hoy invade gran parte del territorio argentino. En 1970 a alguien le apreció una excelente idea añadir un toque pintoresco al paisaje, liberando unas cuantas parejas de ardillas en la zona de Luján, Buenos Aires. Sin embargo esta especie introducida supone un daño muy serie a la economía del país. La ardilla compite por territorio y alimento con las especies de aves autóctonas y además arman sus nidos en cualquier sitio que les parezca convenientes, por lo que muchas construcciones se han visto notablemente afectadas por esta invasión.
Rana toro (Lithobates catesbeianus). La rana Toro es originaria de Norteamérica y fue introducida en Argentina en los años 80 para el consumo de su carne. Cuando esto dejó de ser rentable, la especie fue liberada. La rana toro constituye una amenaza para anfibios, reptiles, aves y mamíferos pequeños, ya que es un voraz depredador. Además, en los últimos años se ha descubierto que son portadoras de un grave virus que causa hemorragia intestinal, muy peligrosa para los seres humanos.
Liebre europea (Lepus europaeus). La liebre fue introducida a principios del Siglo XX en Argentina y Chile y en la actualidad la encontramos en todo el territorio de Continente Suramericano. Si bien la liebre tiene depredadores naturales, su veloz y alta tasa de reproducción ha provocado un aumento desmedido de su población, lo que supone un grave riesgo para las plantaciones agrícolas.
Ciervo colorado (Cervus elaphus). El ciervo colorado es originario de Europa, y fue introducido en Argentina hacia 1906, con fines cinegéticos (de caza). Hoy en día constituye una de las especies introducidas más dañinas en el país. Por su rápida y eficaz reproducción, la población de ciervo colorado se ha expandido incontroladamente compitiendo con el ganado y los herbívoros autóctonos. Son considerados una amenaza por los productores ganaderos.
Tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta elegans). En la actualidad, la tortuga de orejas rojas es la preferida como mascota. Sin embargo, debido a su aumento de tamaño y a su apetito voraz, muchas fueron “desechadas” en estanques o cuerpos de agua, y se ha producido un aumento alarmante en su población. La tortuga de orejas rojas supone un grave peligro para los anfibios y peces autóctonos. No sólo compite por el hábitat y el alimento, sino que además es un reconocido depredador de varias especies nativas.
La introducción de especies exóticas a un país es una problemática que existe en todas partes del mundo, donde cada región ha visto afectada su economía y su ecosistema a raíz de la irresponsabilidad del ser humano.
La naturaleza se presenta en un equilibrio perfecto y, si bien es capaz de adaptarse a cambios y variables, cuando la amenaza es mayor e interviene la mano del hombre, sobrevienen las catástrofes.
Cuando el daño está hecho, no hay vuelta atrás, pero las especies introducidas suponen un serio dilema moral: ¿Qué se debe hacer para controlar la plaga? ¿Eliminar a los animales que simplemente por instinto poblaron los nuevos ambientes o desproteger la fauna autóctona?