El águila mora (Geranoaetus melanoleucus) pertenece a la familia Accipitridae. Habita gran parte de América del sur, en Argentina es más común en el oeste y en la Patagonia. Se la encuentra en diversos ambientes, principalmente en regiones montañosas y estepas semidesérticas. Se la observa sola o en pareja.
Se la reconoce fácilmente por su silueta en vuelo, la cual es triangular debido a sus alas largas y anchas y a su cola corta. Planea alto en áreas abiertas aprovechando las corrientes de aire. Se posa a descansar en postes, árboles o acantilados. Como suele ocurrir en este tipo de aves, la hembra es más grande que el macho alcanzando los 70 cm., mientras que el macho mide 60 cm. Posee remeras, cola y pecho plomizos, contrastando con tapadas y vientre (finamente barrado), blanco. Cubiertas gris plateadas. El juvenil presenta la cola más larga, muy barradas; ceja, y ventral estriado y barrado de pardo, acanelados.
La ignorancia y falta de información hace que estas aves de presa o aves rapaces (águilas, aguiluchos, jotes, gavilanes y halcones), sean considerados dañinos, persistiendo la falsa creencia de que capturan animales domésticos. Los hechos demuestran que el águila mora en la estepa patagónica solamente captura corderos débiles, siendo su alimentación principal mamíferos medianos a pequeños, como la introducida liebre europea, que compite con especies nativas como la mara. Es decir que esta águila es un buen controlador de esta especie invasora que además es perjudicial para las pasturas, frutales y forestaciones.
Otro factor que afecta la supervivencia de las aves rapaces en general, es que consumen cebos tóxicos que se colocan en los campos para envenenar a otros predadores como el zorro colorado y el puma, los cuales también son considerados animales que cazan al ganado doméstico. En términos generales, no suelen atacar a especies domésticas, salvo en los casos en que su hábitat se encuentra muy reducido y sus presas naturales estén muy disminuidas.
Es fundamental tener en cuenta un adecuado análisis de cada situación en particular, para emplear las medidas de manejo adecuadas sin perjudicar a la fauna silvestre, ya que cumplen un importante rol ambiental, produciendo innumerables beneficios (como el control natural de plagas: roedores, liebres europeas, etc.) que suelen ser olvidados.
