Tortuga Terrestre Patagónica

Tortuga Terrestre Patagónica

Tortugas Terrestres Patagónicas 1

La tortuga terrestre patagónica (Chelonoidis donosobarrosi) es la más grande de las integrantes del complejo “chilensis”. Las hembras adultas promedian los 23 cm de longitud de caparazón, mientras que los machos los 20 cm. Estos, además de su menor tamaño, poseen una cabeza proporcionalmente más grande, su cuerpo es aplanado y su coloración general negruzca.

Esta especie es bastante más oscura que la tortuga terrestre común (Chelonoidis chilensis), lo cual podría deberse a que facilita la absorción de calor, y el plastrón o vientre es pardo amarillento. Los escudos generalmente carecen de dibujos y de los característicos anillos de crecimiento, excepto en los juveniles.

Tortuga Terrestre caparazón

Sus patas son robustas de un gris oscuro y con fuertes escamas córneas y uñas de gran desarrollo, lo cual está relacionado con sus hábitos excavadores, ya que se refugian en cuevas que ellas mismas construyen. Estas las protegen del calor, frío y las heladas. Durante el invierno llegan a albergar a varios individuos, convirtiéndose en verdaderas madrigueras.

Cueva Tortuga terrestre patagónica

La mayor actividad la realizan en primavera y disminuye en verano e invierno, debido al intenso calor y frío respectivamente. Se las suele encontrar más activas durante la mañana.

Presentan un estricto régimen herbívoro, consumiendo gramíneas, cactáceas, leguminosas y algunos frutos. Debido al carácter desértico de su hábitat, la escasa disponibilidad de alimentos durante ciertas épocas y la necesidad de encontrar hembras para la reproducción, los machos suelen ser más caminadores y disponen para ellos de varias cuevas (hasta tres), a lo largo de sus rutas habituales de desplazamiento.

Con respecto a la reproducción, la cópula comienza entre noviembre y diciembre, precedidas por peleas entre machos que pueden culminar con el vuelco completo sobre el dorso de uno de los contrincantes.  Durante la cópula el macho emite vocalizaciones similares a un mugido. La puesta de huevos ocurre entre enero y febrero, colocando 4 o 5. Las crías nacen entre febrero y marzo del año siguiente, con reservas que les permiten sobrevivir los primeros meses antes de entrar en el letargo otoñal.

Es endémica de la Argentina y se distribuye desde el sur de Buenos aires, centro de Mendoza, La Pampa, Neuquén y llega a la costa de la provincia de Río Negro. Por esta razón se la considera como la tortuga terrestre más austral del mundo. Su hábitat principal es la estepa arbustiva del Monte en su sector austral, incluyendo salinas y regiones montañosas o volcánicas.

Al igual que ocurre con la tortuga terrestre común, se comenzaron a notar malformaciones en el caparazón, probablemente a causa de alteraciones en el suelo que afectarían el normal desarrollo embrionario. Otro problema es el pisoteo del ganado sobre huevos, crías, cuevas y nidos. Además se produce una competencia por el alimento con los animales de producción (bovinos, caprinos y ovinos). El fuego también es un factor importante para evaluar, ya que produce una gran pérdida de diversidad vegetal.

Antiguamente eran muy cazadas por pobladores locales para consumo, actualmente se la utiliza como alimento suplementario. Además históricamente, las tortugas terrestres han sido capturadas para comercializarlas como mascotas, lo cual produce un grave impacto en sus poblaciones. Para lograr que esta especie se recupere, es necesario tomar conciencia sobre sus problemáticas, evitar su compra como mascota y ponerla en valor en las comunidades locales en donde habita. En Mendoza es Monumento Natural Provincial.

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