Queso y dulce, la historia del postre vigilante

Uno de los postres más famoso del país y el más solicitado en gastronomía es sin lugar a dudas, el Postre vigilante. Tan rustico como simple pero que tiene la magia de convertir ciertos momentos en algo muy especial, como los compartidos con familiares y amigos.

De hecho, es económico y no lleva tiempo de elaboración, con tan solo cortar una tajada de queso y otra de dulce, tenemos listo una verdadera exquisitez para disfrutar. Claro está que lleva uno o más cortes de queso por su variedad, como así también los dulces, ya que tenemos de batata o membrillo.

Postre-vigilante

Historia de su nombre

  • Se remonta a principios del siglo XX, donde en una cantina del barrio de Palermo concurrían policías o vigilantes de la zona. Ellos solicitaban este postre y lo comían de pie, mientras cumplían con sus labores de vigilancia. De allí se desprende el nombre que lleva, el Postre vigilante.

Es interesante notar como según la zona recibe otros nombres regionales y sus variantes.

En el noroeste Argentino:

  • Se sirve el quesillo de cabra con dulce de cayote o de tuna.

En el noreste Argentino:

  • Se sirve preferentemente el queso fresco acompañado del dulce de mamón en cascos, y en el litoral se utiliza el dulce de naranjas amargas.

En el sur: 

  • Se lo sirve con el queso de oveja o de vaca del tipo Atuel que va acompañado con dulce de saúco, de frambuesas, o de cualquier otro tipo de frutos rojos.

Brasil, Colombia y Uruguay:

  • En estos países suele utilizarse el dulce de guayaba, en Brasil recibe el nombre de Romeo y Julieta, donde se combina con el dulce de membrillo. Por otro lado, la versión colombiana combina el bocadillo veleño con el queso de cabra. En Uruguay en cambio, es conocido como Martín Fierro o popularmente queso y dulce.

México:

  • En este país se lo prepara con jalea de membrillo, guayaba u otras frutas ricas en pectina y allá se lo conoce como ate. De hecho, es un postre muy popular en la zona donde se lo sirve al queso con ate.

Para concluir; podemos asegurar de que estamos frente a un postre argentino por excelencia y que no depende de marketing, ni publicidad, para lograr ser vigente como pocos.

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