Leyenda del Mistol

leyenda-del-mistolLos alumnos de 3º A de la Escuela 103 «Hipólito Yrigoyen» de Frías, Santiago del Estero, escribieron la leyenda del mistol, sin alterar el estilo que utilizaban los pueblos originarios para interpretar las cosas hermosas que tiene la vida.
Es bueno ver como un grupo de alumnos prepara un texto, de manera colectiva, aportando mucho a nuestra cultura y en especial a la identidad del pueblo santiagueño y a su lengua madre, el quichua.
Los chicos prepararon esta historia para contarla al final del ciclo lectivo.

Había una vez un hombre llamado “Mistol” que pertenecía a una tribu santiagueña.
Cuando concurría a una fiesta y como le gustaba bailar mucho, se vestía con colores verdes y pintaba su cuerpo con círculos de colores marrón rojizo. Tenía muchos hijos, ellos se alimentaban de los frutos y de los animales del campo. Vivían muy contentos. Un día llegó un ventarrón muy, pero muy fuerte, tiró todos los árboles al suelo, los chicos quedaron muy tristes, comenzaron a enfermarse porque quedaron sin comida.


Papá Mistol comenzó a desesperarse, estaba muy preocupado porque sus hijos tenían mucho hambre, entonces decidió irse a un cerro a pedirle ayuda a su Dios, le imploraba que le devolviera los árboles que les había robado el viento.
De rodillas, lloraba y rezaba. Sus hijos lo buscaban por todas partes, caminaron y caminaron, de repente se sintió un trueno muy fuerte y un rayo rojizo lo transformó en un hermoso árbol cargado de pequeños y ricos frutos marrón rojizo, de donde comieron mucho y se sintieron muy contentos.
Allí se les ocurrió que ese árbol era su padre porque así se vestía él, cuando iba a bailar, además cuando cortaban sus frutos las pequeñas espinas no los pinchaban.
Así nació el mistol para dar de comer a sus hijos y a los animales del campo.

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