Leyenda de Hunuc Huar

Leyenda Huarpe

 

Cuentan los huarpes que el primer poblador de los territorios de Cuyo fue Hunuc. Hijo de la montaña y del sol. Hunuc era libre de disfrutar de todo lo que la naturaleza le ofrecía en su generosidad. Sin embargo llegó un día en que un deseo irrefrenable comenzó a carcomerle el corazón: anhelaba ser amado por otro ser.

Tan intenso era su deseo que consultó a todos los animales. El guanaco, animal observador, le dijo que lo que le hacía falta era una hembra tal como tenían todas las especies, con quien pudiese tener cría. Hunuc comprendió que era un buen consejo y de inmediato se puso en camino para hablar con sus padres.

Claro que no era sencillo dar con ellos. Tras una larga y agotadora caminata alcanzó la base del cerro Mercedario. Paso a paso hubo de subir hasta la cima donde encontró al viento Zonda. Fue el viento quién le susurró que si quería hablar con su madre la montaña debía escalar hasta la cima del Aconcagua, allí encontraría al cóndor milenario al que debía pedirle que le llevara montado sobre él hasta la precordillera.

Hunuc obedeció los consejos del Zonda y al llegar a lo más alto de la precordillera invocó a su madre. Compadecida de la tristeza de su hijo la Madre Montaña le explicó que poco podía hacer ella, el único modo era convencer a Xumuc, su padre el sol, y pedirle que se fundiera con Chuma (la luna) en un gran eclipse, solo así nacería una axe (una mujer), pero… Hunuc debía acceder a menguar su vida diez años, solo de este modo nacería. Hunuc aceptó de buena manera el sacrificio que debía hacer en pos del amor y así fue como nació Huar, la primera axe en la tierra.

Apenas conocerse se enamoraron, jurándose amor eterno. Ese amor llenó de alegría al mundo, hasta que muchos años más tarde el milagro y al tragedia alcanzaron a la feliz pareja. Sucedió que Huar quedó embarazada. Esto no estaba en los planes de Xumuc (el sol) quien al enterarse, ardiendo de inexplicable cólera, obligó a la pareja a elegir entre la vida de su hijo o la de ellos. Transidos de dolor los padres optaron por la vida del hijo y así fue como un día Huar dio a luz a su primer hijo al que llamaron Huarpe. Apenas si tuvieron tiempo de enseñarle a adorar a la montaña y al sol antes de alejarse para morir en una zona desierta lejos del pequeño.

Con grandes dificultades creció el niño abandonado a su suerte antes que Chuma, la luna y Xumuc, el sol, se compadecieran y decidieran enviarle a una de las hijas de la luna y de Venus como compañera. Ella fue la primera mujer Huarpe. De esta pareja nació la etnia Huarpe.

Cuando la Madre Montaña supo lo sucedido con Hunuc y Huar se enfureció con Xumuc y le exigió que remediara el daño. Xumuc arrepentido de su cólera ciega, permitió que Hunuc y Huar subieran de las profundidades de la muerte a lo alto, mientras sus almas se fundían y metamorfoseaban en el dios Hunuc Huar protector desde entonces de sus hijos los Huarpes. Dicen que mientras esto sucedía el sol lloró desconsolado y sus lágrimas dieron forma a las lagunas de Guanacache, lugar sagrado desde entonces para los Huarpes.

Adaptación: Ana Cuevas Unamuno

Imagen tomada de : Tierra del huarpe

error: Contenido protegido por derechos de autor