La realidad del pueblo Wichí del Gran Chaco

La realidad del pueblo Wichí del Gran Chaco

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El antiguo pueblo Wichí habita en la región del Gran Chaco, en el Departamento de Tarija en Bolivia y en las provincias de Salta, Formosa, Chaco y Santiago del Estero. Las fronteras entre provincias y entre países no existen para ellos. Su modo de organización social sobrepasa los límites, constituyendo una gran red de comunidades que se relacionan entre sí.

Su medio de subsistencia ha sido el aprovechamiento de recursos de acuerdo a las estaciones naturales y consiste en la pesca, la caza, la recolección y el cultivo de la tierra (sandía, poroto, batata, maíz). Trabajan en comunión con la naturaleza: la pesca, por ejemplo, se realiza en época seca mientras que la recolección de miel en época de lluvias. Creen que la tierra es sagrada y es de todos.

En otros tiempos, los Wichí vivían rodeados de abundantes zonas boscosas y pastizales. En la actualidad, el sobrepastoreo, la explotación forestal, la exploración petrolera y la deforestación para la agricultura y la industria, han llevado a la desertificación de la tierra y a la pérdida de la biodiversidad.  De esta manera, la economía de un pueblo ancestral se ve peligrosamente amenazada por la economía moderna.

La gran mayoría de las familias viven en chozas hechas con ramas y nylon negro, que les proveen como protección en la recolección de porotos. Muchos se trasladan constantemente en busca de alimentos o leña. La venta de leña en los pueblos es una de sus precarias fuentes de ingreso. También fabrican ladrillos y artesanías con fibras vegetales, tallas en madera y objetos de cerámica, o se emplean en obrajes madereros, desmontes y cosechas.

Los que han tenido la posibilidad de acceder a la educación formal, se han insertado trabajando como maestros, enfermeros del monte o incluso desempeñando cargos en instituciones como la Municipalidad, el Registro Civil o el  Instituto del Aborigen Chaqueño. Pero en general, desde el siglo XX sus condiciones de vida vienen empeorado. Como ha pasado con otros pueblos originarios, muchos habitantes se han acriollado, han migrado a zonas urbanas en donde viven en barrios marginales. Otro tanto ha abandonado su religión para convertirse al protestantismo de grupos evangelistas, pentecostales y bautistas. La lucha de los Wichí por obtener títulos de propiedad de las tierras que originariamente les pertenecen viene hace años, sin embargo se ven invadidos por empresarios ganaderos y agricultores.

A pesar de las adversidades, muchos mantienen ciertas creencias y costumbres, como la relación armoniosa con la naturaleza, el conocimiento de plantas medicinales y la presencia de un chaman con capacidad de curar al que llaman «jaiawo». Como todos los pueblos originarios, tienen su propia visión del mundo, aunque siempre en tensión con la cultura colonizadora.

 

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