La Leyenda del sapo

La Leyenda del sapo

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La leyenda del sapo, es muy conocida en las provincias del norte argentino, como Jujuy, Formosa, Corrientes, Salta y Misiones.

Cuentan que en el cielo se iba a celebrar un gran festejo, fueron convidados los pájaros, aves y bichos que pudiesen volar hasta el sitio.

El cuervo se preparó para ir al festín junto con los pájaros, llevó en sus espaldas una guitarra, la compañera de su vida.

El sapo, al enterarse, no sabía cómo hacer para ir; entonces, decidió aprovecharse del descuido del cuervo y metérsele en la guitarra.

Todas las aves, muy bien arregladas y coquetas, arribaron al cielo y se sentaron una a una en la mesa del banquete. De pronto, llegó el cuervo con su guitarra al hombro, la arrimó en un rincón y buscó su lugar. Al instante, apareció el sapo y se presentó ante los invitados.

Para todos fue una enorme sorpresa ver al sapo, y no se explicaban cómo había llegado hasta allí. Éste se puso a comer, a beber y a bailar; en medio de tanto júbilo, se giró y escupió, con tan pésima suerte que le tapó un ojo al búho, quien se enfureció y rezongó en público por la nula educación del anfibio.

Cuando la espléndida fiesta culminó, el sapo se encontró en apuros para esconderse de nuevo en la guitarra, pero en un descuido del cuervo, ingresó sigilosamente en ella. Como el cuervo no era nada tonto, al saber que tenía un huésped en su instrumento, se lo puso en la espalda; cuando comenzó el descenso grupal, el cuervo cuidadosamente volcó la guitarra y el anuro salió de ella sin reparo.

Entre las nubes, el sapo gritaba: “¡pongan colchones! ¡Voy a partir las piedras!”, aunque nadie le puso atención. Mientras tanto, el cuervo no podía parar de burlarse y le gritó que no se preocupara, que estaba volando excelente. Aun así, el sapo se dio un golpe extraordinariamente fuerte, terminando con su cuerpo totalmente magullado.

Debido a las terribles heridas, le quedaron muchas manchas, que como marcas de familia, se reprodujeron para siempre en todos los sapos.

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