La Importancia del Ambiente en el desarrollo de la Conducta Animal

La Importancia del Ambiente en el desarrollo de la Conducta Animal

El desarrollo de la conducta requiere más que los genes que el individuo hereda de sus padres. Innumerables factores ambientales son igualmente importantes. Debemos resaltar que el ambiente incluye los factores físicos  (como el clima), los demás seres vivos (parientes, competidores, presas, depredadores, etc.) y los alimentos, entre otros. Por ejemplo las hormonas presentes en el útero constituyen un factor ambiental para los embriones en desarrollo.

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También son muy importantes los períodos sensibles o críticos, conocidos como impronta o imprinting. Las experiencias sensoriales son un factor que participa en la interacción genes/ambiente para determinar el desarrollo de la conducta. Esto es válido para animales tan diferentes como aves y abejas.

El período crítico es un espacio de tiempo más o menos delimitado, que sucede por lo general en una etapa temprana del desarrollo, y durante el cual un determinado aspecto de la conducta se ve influido de forma especialmente notable por la acción de determinados factores de naturaleza externa o interna. Estos estímulos tienen consecuencias apreciables y perdurables durante la vida del individuo.

Por lo tanto las características de este fenómeno son:

  • Debe actuar un estímulo externo o interno.
  • La acción del estímulo debe estar facilitada por una predisposición a recibir su influencia en un momento determinado del desarrollo.
  • El estímulo tiene consecuencias apreciables y perdurables en la conducta del individuo.

Además existen numerosas pautas de conducta social para las cuales existen períodos sensibles. La impronta es un tipo de aprendizaje social basado en experiencias tempranas, y ha sido estudiado y popularizado por Konrad Lorenz. Se trata de un mecanismo innato de fijación y reconocimiento, consistente en seguir el primer objeto que se mueve, visto después de la eclosión o nacimiento. Este objeto será, normalmente, la madre. Lorenz logró “improntar” gansos de forma que estos luego lo seguían como si fuera su madre. Aún más, los machos, que forman su imagen del objeto sexual a partir de la imagen materna, al alcanzar la madurez sexual cortejaban a Lorenz. A este tipo de aprendizaje se lo llamó impronta filial.

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Esto es una limitante cuando se quiere liberar animales que han permanecido desde cachorros o pichones con algún ser humano, debido a que será muy difícil que logren desarrollar las conductas adecuadas para tener una buena relación con los de su especie y generalmente mantendrán la tendencia de acercarse a las personas, sobre todo en busca de alimento. Además es un dato interesante a tener en cuenta cuando se modifican los ambientes naturales, ya que muchas especies no logran sobrevivir o por el contrario, otras terminan adaptándose a los cambios (como ocurre con algunas aves, como chimangos y gaviotas, que aprovechan los residuos humanos como oferta alimenticia).

En términos generales, por aprendizaje se entiende cualquier cambio de la conducta de un animal en una situación determinada que es atribuible a su experiencia previa con esa situación, o con otra con la que comparte ciertas características. Se excluyen, por lo tanto, los cambios que se deben a la adaptación sensorial, a la fatiga muscular, a posibles daños o a la maduración.

Los etólogos han destacado que existen predisposiciones y limitaciones para aprender. La capacidad de aprender, como cualquier otra característica fenotípica de un organismo, ha debido evolucionar en relación con las presiones selectivas impuestas por los problemas ecológicos del ambiente más o menos específico de cada especie. Esto implica que especies con una diferente historia evolutiva tendrán diferentes capacidades y limitaciones para aprender. Esto es válido también para el ser humano, es decir que tenemos facilidad para aprender ciertas cosas y dificultad para aprender otras.

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