Historia del Vino en Argentina

Historia del Vino en Argentina

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Existe en nuestro país una tradición vitivinícola que tiene más de doscientos años. Todo comenzó cuando los colonizadores que llegan a estas tierras por primera vez traen las primeras unidades de ‘vitis vinifera’, por allá cuando comenzaba el siglo XVI

Los pioneros en el cultivo de la vid en Argentina fueron los sacerdotes católicos que se establecieron aquí y armaron su viñedo para asegurarse el vino de las misas. Desde temprano los vinos de la región de Cuyo se destacaron por ser más fuertes y generosos y ser capaces de soportar grandes viajes o períodos de tiempo sin corromperse.

El cultivo de la uva se desarrolló rápidamente debido a la aptitud del suelo y las condiciones climáticas, especialmente, en la zonas lindantes con la cordillera de Los Andes.

Por el año 1855 llega a Mendoza un ingeniero agrónomo francés llamado Michel Aimé Pouget, quien introduce nuevas variedades de uvas francesas que darían un vino de mayor calidad enológica. En la década de 1860 hace su aparición el primer malbec nacional.

Hasta el siglo XIX la elaboración del vino fue muy primitiva y rudimentaria. En las últimas décadas, con la llegada de los inmigrantes europeos, se complejizan las técnicas de producción y se amplía el horizonte, se incorporan nuevas técnicas de cultivo y variedades de cepas nuevas. También por ésta época, la construcción del ferrocarril posibilita una mayor distribución del producto y con ello un crecimiento potencial de la industria vitivinícola.

La producción se expande o sale de la zona de Cuyo (Mendoza y San Juan) y avanza sobre otras provincias como Catamarca, Salta y La Rioja.

Se crea en Mendoza, también a finales de siglo, la Quinta Norma Agronómica y su Bodega Modelo. Se trata de un establecimiento educativo en donde se imparten los conocimientos especializados sobre las artes vitivinícolas y enológicas.

Las cepas de cabernet, malbec, pinot, merlot, semilon y chardonay se adaptaron de maravillas al suelo argentino y a las condiciones climáticas de la zona previa a la cordillera. Muchas horas de sol, poca lluvia, humedad baja, ausencia de vientos poderosos y la temperatura adecuada  colaboran para que en nuestro país se cultiven las uvas que se transformarán en uno de los vinos más prestigiosos del planeta. No en vano en nuestro país existe lo que se llama, en turismo, la ruta del vino. ¡Salud!

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