Es muy frecuente, dentro del cancionero popular argentino, que haya canciones de autor desconocido, o anónimo, sea porque quien la compuso no la formó o porque es una producción colectiva que fue tomando con el tiempo su forma final, y de la que no se puede precisar un único autor. Así pasa con la Zamba de Vargas, que además es la zamba que ostenta el registro musical más antiguo de todo el país.
Se le ha adjudicado origen en la batalla de Pozo de Vargas que se librara el 10 de abril de 1867 en la que perdieron la vida 1400 almas argentinas. Una de las últimas afrentas del período de guerras civiles en el país tuvo como protagonistas a Felipe Varela, caudillo riojano federal, y al general Antonio Taboada, santiagueño, unitario representante del presidente Mitre. Cuenta la leyenda que durante el enfrentamiento, en pleno combate, una banda militar interpretó la zamba y se le atribuye la responsabilidad del cambio de suerte para los santiagueños que terminaron ganando la afrenta.
Luego del suceso histórico que supuestamente le da vida, la Zamba de Vargas es transmitida de boca en boca, oralmente, y se hace popular. A principios del siglo XX, en 1906, Andrés Chazarreta recopila una de las melodías adjudicadas a la zamba. A la otra la recopila Luis Peralta Luna un tiempo después.
En lo que a la letra se refiere, hay varias que se han recopilado y arreglado. Cada una de ellas responde a cada una de las visiones que se enfrentaron en la batalla. Cada letra pertenece a uno u otro bando, porque no se puede ser riojano y santiagueño a la vez, y esta zamba exige definiciones categóricas. Las recopilaciones más famosas son las que realizaron Juan Alfonso Carrizo, Los Hermanos Ávalos, Bartolomé Peralta Luna, Domingo Lombardi y Vicente Forte.
